Estás plácidamente dormido cuando de repente suena el despertador… argh… y además acabamos de cambiar al horario de verano… o sea que encima de ser lunes, ¡es una hora más temprano! ¿por qué nos hacemos la vida todavía más dura?
Origen del horario de verano
Los diversos organismos en el planeta, en general regulan sus comportamientos en función a la luz solar que les llega, que a su vez está en función de las estaciones y la latitud donde se encuentren. Somos los humanos los que con mucho esfuerzo y buenas intenciones, hemos construido sistemas artificiales… complicados… que a mucha gente hacen infelices… pero esto no siempre ha sido así… por mucho tiempo, los humanos definimos el mediodía en función de las horas disponibles de luz solar donde sea que estuviéramos ubicados literalmente con relojes solares.
Eso por supuesto, significaba que el planeta tenía muchísimos horarios… en una época en que llegar de un lado a otro tomaba días y no existían las videoconferencias, esto no era particularmente problemático… pero eventualmente llegó el tren y si era mediodía en Nueva York, las 11:55 en Filadelfia y las 12:15 en Boston, esto causaba problemas porque era difícil ponerse de acuerdo sobre la hora en que se podía esperar que un tren y su contenido saliera o llegara.
En la década de 1840, los ferrocarriles británicos adoptaron horarios estándar para reducir la confusión. Los ferrocarriles norteamericanos siguieron su ejemplo pero el tema seguía siendo complicado.
Para 1872 el sistema de ferrocarriles de Estados Unidos tenía 70 horarios oficiales en distintos territorios. De ahí que en 1884 el presidente Chester Arthur convocara la Conferencia Internacional de Meridianos, en la que docenas de países acordaron que Greenwich sería el meridiano cero y el mundo acordaría su horario razonablemente en función al meridiano en donde se encontrara. Hasta aquí íbamos razonablemente bien…
Hasta que apareció alguien pensando que sería “muy buena idea” levantar a la gente más temprano en el verano. En 1784 Benjamin Franklin, a quien recordarás por videos en este canal como “La historia de la electricidad”, escribió un ensayo llamado “un proyecto económico” que publicó en un periódico parisino en el cual describía su idea sobre cómo ahorrar dinero en velas.
En su texto, describía cómo un día al despertarse por un fuerte ruido a las 6 de la mañana se dio cuenta de que el sol ya había salido.
«Vuestros lectores, que conmigo nunca han visto ninguna señal de sol antes del mediodía, y que rara vez miran la parte astronómica del almanaque, estarán tan asombrados como yo, cuando se enteren de su salida tan temprana; y especialmente cuando les aseguro… da luz tan pronto como sale. Estoy convencido de ello. Estoy seguro de mi hecho. No se puede estar más seguro de ningún hecho. Lo he visto con mis propios ojos».
Franklin no estaba pensando en mover los relojes de los pobladores de París, en realidad lo que sugería era que así como él se despertó con un fuerte ruido a las 6 am, sería buena idea disparar cañones franceses al amanecer para despertar a todo el mundo de manera que la gente aprovechara la sorprendentemente presente luz solar… y en cambio en la noche ya no quemaran tantas velas. Esta idea no fue vista mas que como una ocurrencia.
Más de 100 años después… en 1895, el entomólogo de Nueva Zelanda, George Hudson propuso algo similar a la sociedad filosófica de Wellington, solo que sin cañones y sí obligando a todo el mundo a cambiar sus relojes. Por ello se considera a George como el culpable de traer la idea del horario de verano a nuestras vidas… su interés secreto aparentemente era tener más tiempo para buscar insectos después de su turno laboral.
En la década de 1900, un constructor inglés, William Willet, instó a los legisladores británicos a cambiar los relojes para obtener beneficios económicos. Su propuesta era mover 20 minutos en el reloj hacia adelante cada domingo en abril y luego moverlos de regreso en septiembre.
Decía que esto permitiría aumentar el tiempo de recreación con luz diurna, y ahorrar 2,5 millones de libras en energía para la iluminación… su interés secreto aparentemente era poder irse a jugar golf por las tardes.
Un comité del parlamento examinó la idea en 1909, pero no se adoptó.
Fue hasta que el mundo estuvo metido en la Primera Guerra Mundial y con las diversas presiones económicas que esto implicaba… que Alemania se convierte en el primer país europeo en aplicar el cambio de horario de verano para reducir costos. Gran Bretaña eventualmente hace lo propio.
Después de lo cual, un informe del Comité Parlamentario de la época reconocía seis posibles beneficios del horario de verano: el acercamiento de las horas de trabajo a la salida del sol, un mayor uso de las actividades recreativas al aire libre por la noche, menos tiempo de consumo de alcohol en los bares, la facilitación del entrenamiento militar durante las horas de luz, la mejora del bienestar físico de la población en general y la reducción de los costes de la energía industrial.
En Estados Unidos, es en marzo de 1918 que pierden su primera hora de sueño.
Seguro ya la conoces, pero expliquemos explícitamente, cuál es la lógica física detrás del horario de verano
Como el eje de la Tierra tiene cierta inclinación, en distintos momentos del año, recibimos la luz solar de manera más o menos “frontal”… lo que deriva en las estaciones y también en cambios en la duración del día y la noche según donde te encuentres ubicado.
En diciembre, la luz solar llega de manera frontal principalmente en el hemisferio sur, donde tienen las temperaturas más cálidas y el día dura más horas mientras que quienes vivimos en el hemisferio norte comenzamos a sentir frío invernal y tenemos los días más cortos… y lo opuesto ocurre en julio, que es cuando en el hemisferio norte tenemos las temperaturas más cálidas y los días más largos, mientras el hemisferio sur tiene más frío y días más cortos.
Para quienes vivimos en el hemisferio norte, entonces… el horario de verano significa adelantar una hora el reloj por ahí de marzo – abril, justo después del solsticio de verano, que es cuando los días comenzarán a ser más largos… mientras que en el hemisferio sur están en la situación inversa y hacen exactamente lo opuesto
Entre más al norte o al sur del planeta estés, más notorio es el efecto de los días más largos en verano y más cortos en invierno… de tal suerte que por ejemplo, en UtqAgvik, Alaska… tienen una noche que dura del 20 de noviembre al 22 de enero… o por ejemplo, en Anchorage, Alaska… el día más corto, el 21 de diciembre, tienen 5 horas con 27 minutos de luz solar mientras que el día más largo, el 21 de junio, tienen 19 horas con 22 minutos de luz natural.
En cambio entre más cerca estemos del ecuador terrestre, menos diferencia habrá entre los periodos diurnos y nocturnos a lo largo del año.
El punto entonces es que entre más alejado estés del ecuador, más puedes aprovechar los días más largos que te da el verano: reposicionando la hora del despertar para que coincida con la luz diurna y asegurando tener luz solar aún cuando tarde.
¿Y qué pasó con la convención de horarios que permitió que en distintos países nos entendiéramos mejor con los horarios?
En general sigue funcionando… aunque como el horario de verano entra en momentos un poco distintos en diferentes países, durante algunas semanas en el año es un poco más difícil de ubicar nuestro tiempo relativo por ejemplo para videoconferencias.
Este sería el horario relativo en estos tres lugares el 1o de marzo, luego este sería el horario entre estos tres lugares el 1o de abril y finalmente este sería el horario el 10 de abril
Pero bueno, más allá de las eventuales complicaciones logísticas… el cambio de horario se ha impulsado principalmente por
Ahorros económicos derivados del horario de verano
En los países industrializados, el uso nacional de electricidad para la iluminación oscila entre el 5% y el 15% del uso total de energía eléctrica. Dado que esta energía suele ser suministrada por la generación de combustibles fósiles, el suministro de iluminación provoca la liberación a gran escala de gases de efecto invernadero. En el 2002 se estimaba que la iluminación significaba la liberación de unas 1775 megatoneladas de emisiones de dióxido de carbono.
Además, los humanos no consumimos la misma cantidad de energía todo el día, hay horarios en los que consumimos más, observa un día típico en una familia típica… ¿en qué horario están todos en casa consumiendo electricidad? normalmente a partir de las 7 u 8 de la noche y hasta que nos dormimos… se prenden televisores, focos, computadoras, se cargan celulares, se calienta la cena… esta demanda energética alta se cubre de maneras distintas según dónde te encuentres, pero en muchos lugares implica que deben prenderse generadores de electricidad que utilizan combustibles fósiles impactando en la generación de gases de efecto invernadero.
En este punto es donde entra la lógica de… ok, si la gente “al menos durante el verano” tuviera los focos apagados una hora… se ahorraría esa electricidad y dejaríamos de liberar esos gases. Es más, capaz que la gente no nada más evita prender la luz… a lo mejor salen a la calle a disfrutar del Sol y hacer otras actividades en lugar de prender la tele, la computadora, cargar el celular, etc.
En el 2005, se estimaba que el 36% de la electricidad total que consumía Estados Unidos estaba en el uso residencial. Y que la iluminación representa alrededor del 9% de todo ese consumo. De manera que la iluminación residencial es responsable del 3,5% de todo el uso de electricidad en EE.UU.; los datos de Canadá en ese momento eran muy similares.
Los estudios de medición y encuestas de esos años, muestran que las luces se encienden en promedio de 2 a 3 horas al día en las casas, y que la mayor parte de este uso se produce por la noche. Por lo tanto, si el horario de verano reduce 1 hora de consumo durante aproximadamente la mitad del año, el consumo total anual de electricidad se reduciría en un 0,7%. Claro que no toda la iluminación se utiliza por la noche, y el horario de verano puede aumentar el uso de la iluminación durante las mañanas más oscuras, por lo que una estimación aproximada de la reducción total de electricidad anual puede estar más cerca del 0,5%.
Esto puede sonar muy poco, pero estamos hablando a escala nacional… y si entre todos los países se lograra reducir un pequeño porcentaje de este numerote, las emisiones de dióxido de carbono, “1775 megatoneladas de emisiones de dióxido de carbono”, como quiera sería ganancia.
En México, los estudios teóricos que evaluaron el potencial de ahorro con el cambio de horario estimaban un ahorro anual de entre el 0,65% y el 1,10% del uso total nacional por la reducción del uso de la iluminación artificial.
El gobierno mexicano introdujo el cambio de horario en 1996 y se comparó el consumo energético contra 1995.
Los resultados mostraron un ahorro del consumo eléctrico del 0,83%, procedente exclusivamente de los edificios residenciales; no se detectaron cambios en el uso de los clientes industriales y comerciales. La demanda máxima anual ese año se redujo en un 2,6%.
Pero… estos datos hoy ya son viejos y hay otros temas a considerar:
Cuando el mundo comenzó a utilizar más las lámparas fluorescentes compactas que las incandescentes, el simple cambio de tecnología implicó un ahorro de hasta el 80% del consumo eléctrico.
Sustituir toda la iluminación en un hogar por lámparas fluorescentes, sin cambio de horario, fácilmente puede llevar al ahorro anual de 0.5% de electricidad.
Pero además el mundo no se quedó en las lámparas fluorescentes compactas… hoy en muchos hogares usamos iluminación LED que consume todavía menos electricidad.
El horario de verano también puede tener en algunas regiones un efecto adverso. Con el horario de verano tenderá a ser más soleado y cálido cuando la gente llegue a casa, lo que PUEDE fomentar un mayor uso del aire acondicionado, aumentando así el consumo de la electricidad.
Mientras aún estamos en primavera o todavía estamos en otoño, con el horario de verano… hay lugares donde al levantarse más temprano necesiten prender la calefacción. Lo mismo puede suceder en edificios comerciales, donde es posible que la necesidad del aire acondicionado coincida con estos horarios que tienen un pico de demanda de electricidad en todo el sistema. Estos efectos son mucho más difíciles de estimar que el tema de la iluminación, y dependen en gran medida del clima local, de las características de cada edificio y de su sistema de calefacción y refrigeración.
En el 2008, aunque un informe del Departamento de Energía de Estados Unidos concluyó que la ampliación del horario de verano supuso un ahorro de aproximadamente el 0,5% del consumo total de electricidad al día… un estudio de la Oficina Nacional de Investigación Económica decía todo lo contrario, que en realidad aumentó la demanda residencial de electricidad en aproximadamente un 1%, elevando las facturas de electricidad en Indiana en 9 millones de dólares al año, empeorando las emisiones contaminantes.
Más allá del debate sobre el cambio de horario, hay mucho más que se podría hacer para reducir la emisión de gases de efecto invernadero como platicamos en videos previos en que discutimos el HIDRÓGENO VERDE o este de aquí:
Pero el tema económico no concluye con la medición del recibo de la luz… Jeff Lenard, portavoz de la Asociación Nacional de Tiendas de Conveniencia comentó para The New York Times que «cuando oscurece o hay poco tiempo con iluminación natural después del trabajo, la gente tiende a ir directamente a casa… pero cuando todavía hay luz, es más probable que salgan a hacer algo, ya sea en el barrio, en un parque local o en alguna otro lado. Y ese cambio de comportamiento también impulsa las ventas, ya sea en un restaurante favorito o en la tienda de conveniencia local.»
La luz visible implica más cosas que ahorro de energía, dicen algunos… hay quienes argumentan que inclusive en temas de seguridad vial, está justificado el horario de verano… yo recuerdo cuando estaba en la secundaria, mis permisos para salir a con mis compañeros dependían de que “regresara temprano” porque cuando anochece es más peligroso…
claro, ahora pasan cosas horribles en mi ciudad aunque sea de día y delante de mucha gente, pero bueno… supongo que cuando oscurece es aún más peligroso…
En fin… ¿y qué hay de los efectos del cambio de horario en temas de salud? pues eso lo tendremos que platicar en el siguiente video porque este es un tema muy largo de discutir…
Imágenes usadas con licencia CC:
Suprachiasmatic_nucleus by ??? – Own work, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=30518604
Chester Arthur por Daniel Huntington – White House Historical Association (archive didn't archive image), Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2145662
Chester Arthur por Charles Milton Bell – Library of Congress, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=179159
Meridianos by Kmf164 on October 29, 2005., Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=393054
Railway map by Charles F. Cheffins – Cheffins's Map of English & Scotch Railways, 1850 (preserved at University of Chicago Digital Preservation Collection (LUNA)), Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=31265009
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Un comentario sobre “¿El CAMBIO DE HORARIO realmente AHORRA energía?”