¿Qué puedes hacer para evitar la demencia?
En 2022 se estimaba que la prevalencia de demencia en el mundo era de unas 60 millones de personas y que para el 2050 podría llegar a 153 millones. Además, se espera que se mantenga el patrón de mayor incidencia en mujeres que en hombres.
Y aunque hay amplia variación en los datos de prevalencia en las distintas regiones, estudios como éste sugieren que es posible que el promedio de casos en la población latinoamericana sea mayor que el promedio de la población mundial.
Afortunadamente, aunque la prevención siempre será mejor en momentos tempranos de la vida, estudios como éstos reconocen que la salud cerebral, la función cognitiva y la calidad de vida pueden mejorar si se toman medidas, a cualquier edad.
De hecho, en este estudio realizado por la comisión sobre la prevención de la demencia de la revista The Lancet, estiman que llevar a cabo las estrategias que recomiendan podría ayudar a bajar el riesgo de demencia hasta un 45 %.
Hola, soy Cinthia Reyes y en este canal exploramos evidencia científica que nos permita responder preguntas cotidianas relacionadas con nuestra salud y bienestar. ¡Suscríbete!
En este video, vamos a platicar precisamente de las estrategias del artículo de The Lancet para reducir el riesgo de demencia.
Pon tu cerebro a trabajar
El estudio refiere investigaciones en las cuales se ha hecho seguimiento masivo a grupos de personas en distintas poblaciones, identificando dos patrones una y otra vez:
El primero es que hay un menor riesgo de demencia en los participantes con alta estimulación cognitiva en su trabajo. Es decir, si tu trabajo requiere que razones más, ese es un factor protector.
El segundo es el nivel educativo obtenido.
Personas con un mayor grado educativo y trabajos de complejidad cognitiva serían quienes tienen la mayor protección contra la demencia.
Es posible que la razón detrás de esto sea que un cerebro activo produzca más proteínas para repararse con el tiempo. También es posible que las personas con estos perfiles puedan tomar mejores decisiones de vida respecto a su salud y dónde vivir.
Atiende la pérdida de audición
Existen varios meta análisis que han identificado una relación entre la pérdida de audición y la aparición posterior de demencia. Al parecer, también influye el tiempo que la gente está expuesta a esta condición… es decir, entre más tiempo pase una persona adoleciendo de su audición, mayor riesgo de demencia.
Hay varias ideas de por qué la pérdida de audición puede aumentar el riesgo de demencia. La soledad, depresión y el aislamiento social parecen exacerbar el riesgo pero la reducción de la estimulación que recibimos del ambiente también puede estar involucrada.
También es posible que haya patologías que causan ambos problemas al mismo tiempo: pérdida de audición y demencia.
En todo caso, sí hay estudios que sugieren que el uso de prótesis auditivas y otras herramientas del tipo disminuyen el riesgo de demencia en comparación con personas que pierden la audición y no reciben apoyo.
Otros estudios sugieren que cada 10 dB de pérdida de audición pueden asociarse con un aumento en el riesgo de demencia.
Atiende tu depresión
Un estudio sobre intervenciones para la depresión incluyó a más de 350 mil participantes de entre 50 y 70 años sin demencia, a quienes se hizo seguimiento en promedio por casi 12 años. Se identificó que las personas con diagnóstico de depresión clínica mostraron mayor riesgo de demencia, pero este riesgo era mitigado entre quienes habían recibido tratamiento farmacológico, terapia o una combinación de éstos. También disminuyó el riesgo entre las personas sin tratamiento que superaban la depresión.
Es posible que la relación entre ambos problemas sea que las personas deprimidas disminuyen su autocuidado y el contacto social. Además, la depresión podría aumentar la secreción excesiva de cortisol, lo que provocaría una atrofia del hipocampo o una respuesta inflamatoria.
Hablamos de los efectos en la salud del cortisol, una hormona asociada con el estrés, en este otro video.
Evita el traumatismo craneoencefálico
Meta análisis que han incluido a más de 8 millones de personas sugieren que el daño cerebral de este tipo puede aumentar el riesgo de demencia hasta un 66%. Los eventos que suelen derivar en este tipo de lesiones incluyen accidentes de tráfico y caídas.
Es posible que las contusiones menores también contribuyan a un aumento del riesgo de demencia. Hay estudios en los que se ha seguido a jugadores de fútbol cuyas posiciones les implican cabecear el balón con mayor frecuencia, identificando que tenían un mayor riesgo de demencia. Así que cuida tu cabeza de los golpes y utiliza casco.
Pausa para mi comercial… Sé que a veces no te enteras cuando salen videos nuevos en el canal con todo y que te hayas suscrito y activado la campanita. Si deseas recibir el boletín mensual con los enlaces de los videos más recientes, puedes suscribirte también a este servicio gratuito en la descripción. Recuerda que puedes apoyar la creación de contenido del canal dando click en el botón UNIRME para realizar una pequeña donación y tener acceso a algunas ventajas. Si aún no lo haces, ¡suscríbete al canal!
Deja de fumar
Hay estudios que hacen seguimiento a los voluntarios en el largo plazo, donde se ha identificado que los fumadores que inician temprano con este vicio tienen mayor riesgo de desarrollar aterosclerosis y demencia.
Afortunadamente también aquí parece haber evidencia de un efecto favorable en quienes hacen cambios en su vida. Hay varios estudios que han hecho seguimiento a largo plazo a sus participantes y coinciden en identificar que aquellas personas que dejan el vicio ya no muestran el incremento de riesgo de demencia comparadas con las personas que siguen fumando.
Cabe mencionar que la demencia vascular suele aparecer cuando las personas sufren un derrame cerebral y ocurre con más frecuencia en personas fumadoras o con diabetes e hipertensión. Hay factores de riesgo que comparten el derrame vascular y la demencia: menor educación, falta de ejercicio, hipertensión, cardiopatías y menor contacto social
Controla tu colesterol
Un nuevo meta análisis realizado en Reino Unido con más de 1 millón de participantes identificó que un aumento de 1 mmol/litro de colesterol “malo” se asocia con un incremento de riesgo de demencia del 8 %. Otro estudio identificó que un aumento de concentración de colesterol malo de 3 mmol/litro aumentaba el riesgo de demencia un 33 %.
¿Ya viste el video sobre el tema que tenemos en el canal?
Mantente físicamente activo
Un análisis de 58 estudios al respecto, encontró que la actividad física se asocia con un menor riesgo de demencia por todas las causas. Se incluyeron diversas intensidades de ejercicio.
Quienes realizaban actividad física cinco veces a la semana entre los 36 y los 69 años, tenían una mejor cognición al llegar a los 69 años. Además, el resultado óptimo se obtuvo entre quienes habían sido activos por más tiempo acumulado a lo largo de los años.
Un estudio que siguió a más de 1700 mujeres por un promedio de casi 12 años, encontró que una mayor actividad física se asociaba a un menor deterioro cognitivo, excepto en los casos en que hay diabetes e hipertensión.
El ejercicio a cualquier edad parece ser benéfico para la cognición, posiblemente los cambios en el flujo sanguíneo y función que provoca la reducción de la hipertensión culminan en una mayor plasticidad cerebral y una menor neuroinflamación. Las personas que hacen ejercicio moderado o intenso más días tienen volúmenes cerebrales relativamente mayores que las que hacen menos ejercicio o no lo hacen.
Atiende tu riesgo de diabetes
En un estudio con más de 10 mil participantes, el riesgo de demencia aumentaba por cada 5 años de adelanto en la edad de inicio de la diabetes tipo 2. Una mayor duración de la enfermedad y una diabetes mal controlada aumentan el riesgo de demencia.
Se conocen complicaciones micro y macrovasculares asociadas con la diabetes, lo cual puede también estar relacionado con el derrame cerebral. La resistencia periférica a la insulina puede llevar a un peor manejo de la insulina en el sistema nervioso central, lo que puede llevar a una alteración del metabolismo cerebral. Además, la resistencia a la insulina se asocia con neuroinflamación.
Controla tu hipertensión
Un meta-análisis realizado con más de 31 mil adultos libres de demencia que hizo un seguimiento por más de 5 años, encontró que aquellos con hipertensión que tomaban algún antihipertensivo tenían un riesgo menor de demencia.
No hay un estudio que compare con los distintos medicamentos pero un análisis sistemático sugiere que el tratamiento con bloqueadores de los receptores de la angiotensina 11 y bloqueadores de los canales del calcio se asocian con un menor riesgo de demencia en comparación con otros antihipertensivos.
Cuida tu obesidad o sobrepeso
Un meta análisis que incluyó 14 estudios con más de 77 mil participantes, encontró que la obesidad en los 40s estaba asociada con demencia por todas las causas.
Otro estudio midió la relación de la circunferencia cintura-cadera, incluyó más de 5 millones de participantes, y sugiere que una circunferencia de cintura mayor se asocia con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia, siendo además, peor en mayores de 65 años.
Un meta análisis enfocado a analizar diversas intervenciones sugiere que una pérdida de peso aún de sólo 2 kilogramos se asocia con mejoras en cognición. Estas mejoras eran más pronunciadas en personas que hicieron cambios en su dieta y ejercicio en comparación con quienes tuvieron cirugía bariátrica.
Evita el alcohol
Algunos estudios muestran que el consumo de más de 168 gramos de etanol semanales representan un aumento de riesgo de demencia.
Evita el aislamiento social
El contacto social en cualquiera de sus formas tiene un efecto potencialmente benéfico sobre el riesgo de demencia, promoviendo comportamientos saludables, reduciendo el estrés y la inflamación. Mientras que el aislamiento social parece estar vinculado a un menor volumen de materia gris en las regiones temporal, frontal y otras partes del cerebro.
Evita la contaminación ambiental
La exposición prolongada a partículas suspendidas llamadas PM2,5 y PM10 se ha identificado como factores de riesgo de demencia. Un estimado conservador sugiere que un aumento de 2 microgramos por metro cúbico de partículas PM2,5 corresponde hasta un 17 % de aumento de riesgo de demencia.
Además, hay un estudio con casi 3 mil participantes que hizo seguimiento por un promedio de 6 años que también identificó que las partículas suspendidas PM2,5 y el óxido de nitrógeno estaban asociados con demencia, el detalle adicional aquí es que aparentemente el efecto de la contaminación atmosférica es peor entre las personas con enfermedades preexistentes como fibrilación auricular, cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca y derrame cerebral.
Hablamos mucho más de este tema en este otro video.
Cuida tu vista
Hay estudios que han identificado un mayor riesgo de demencia asociado con cataratas: hasta un 17%, retinopatía diabética: hasta 34 % y degeneración macular: hasta un 15 %.
El propio artículo del equipo de The Lancet destaca que hay más factores que en el futuro podrían ser incluidos en la lista, como dormir suficiente, de lo cual hemos hablado en estos videos, cambios en la dieta… donde de hecho la dieta Mediterránea de la cual hablamos en este otro video, parece ser promisoria. Evitar infecciones que derivan en neuroinflamación como COVID19. Cuidar la salud dental y de las encías. Atender desórdenes psiquiátricos como la esquizofrenia. Además, hay toda un área de análisis orientada a la menopausia como posible causal de demencia, de lo cual hablamos en este otro video.
Así que sí, es posible que con el avance del tiempo haya más personas con demencia pero como dije al inicio del video, la gente que realizó este estudio piensa que el conjunto de estrategias listadas podría reducir un 45 % el riesgo de sufrir este padecimiento, así que es importante hacer desde hoy lo que esté en nuestras manos.
Referencias:
Livingston, G., Huntley, J., Liu, K. Y., Costafreda, S. G., Selbæk, G., Alladi, S., Ames, D., Banerjee, S., Burns, A., Brayne, C., Fox, N. C., Ferri, C. P., Gitlin, L. N., Howard, R., Kales, H. C., Kivimäki, M., Larson, E. B., Nakasujja, N., Rockwood, K., . . . Mukadam, N. (2024). Dementia prevention, intervention, and care: 2024 report of the Lancet standing Commission. The Lancet, 404(10452), 572-628. https://doi.org/10.1016/s0140-6736(24)01296-0
Livingston, G., Huntley, J., Sommerlad, A., Ames, D., Ballard, C., Banerjee, S., Brayne, C., Burns, A., Cohen-Mansfield, J., Cooper, C., Costafreda, S. G., Dias, A., Fox, N., Gitlin, L. N., Howard, R., Kales, H. C., Kivimäki, M., Larson, E. B., Ogunniyi, A., . . . Mukadam, N. (2020). Dementia prevention, intervention, and care: 2020 report of the Lancet Commission. The Lancet, 396(10248), 413-446. https://doi.org/10.1016/s0140-6736(20)30367-6
New study finds that the number of people with dementia worldwide will reach 153 million by 2050. (2025, 4 enero). Alzheimer Europe. https://www.alzheimer-europe.org/news/new-study-finds-number-people-dementia-worldwide-will-reach-153-million-2050
Nichols, E., Steinmetz, J. D., Vollset, S. E., Fukutaki, K., Chalek, J., Abd-Allah, F., Abdoli, A., Abualhasan, A., Abu-Gharbieh, E., Akram, T. T., Hamad, H. A., Alahdab, F., Alanezi, F. M., Alipour, V., Almustanyir, S., Amu, H., Ansari, I., Arabloo, J., Ashraf, T., . . . Vos, T. (2022). Estimation of the global prevalence of dementia in 2019 and forecasted prevalence in 2050: an analysis for the Global Burden of Disease Study 2019. The Lancet Public Health, 7(2), e105-e125. https://doi.org/10.1016/s2468-2667(21)00249-8
Parra, M. A., Baez, S., Allegri, R., Nitrini, R., Lopera, F., Slachevsky, A., Custodio, N., Lira, D., Piguet, O., Kumfor, F., Huepe, D., Cogram, P., Bak, T., Manes, F., & Ibanez, A. (2018). Dementia in Latin America. Neurology, 90(5), 222-231. https://doi.org/10.1212/wnl.0000000000004897
Yaffe, K., Vittinghoff, E., Dublin, S., Peltz, C. B., Fleckenstein, L. E., Rosenberg, D. E., Barnes, D. E., Balderson, B. H., & Larson, E. B. (2023). Effect of Personalized Risk-Reduction Strategies on Cognition and Dementia Risk Profile Among Older Adults. JAMA Internal Medicine, 184(1), 54. https://doi.org/10.1001/jamainternmed.2023.6279