¿Hay alternativas más allá de los medicamentos que puedan ayudar a reducir la inflamación de próstata?
Para empezar hay que aclarar que este video se refiere específicamente a la hiperplasia o hipertrofia benigna de próstata (HBP), esto en otras palabras es un crecimiento benigno de la glándula prostática en el hombre. Es benigno en el sentido de que no tiene relación con el cáncer… pero eso no significa que no provoque problemas.
La próstata es una glándula masculina que se encuentra justo debajo de la vejiga y rodea la uretra. La próstata es del tamaño de una nuez en los hombres jóvenes, pero aumenta de tamaño con la edad. Su inflamación presiona el conducto urinario por lo que quienes tienen este problema tienden a necesitar ir al baño varias veces en la noche o sufrir de retención urinaria en la vejiga, lo que puede derivar en infecciones y formación de cálculos. Entre más se inflama la próstata, más presión ejerce sobre la uretra dificultando el paso de la orina. Una obstrucción prolongada puede debilitar la vejiga y acabar lesionando los riñones.
Los datos en el 2019 indicaban que había alrededor de 94 millones de hombres en el mundo afectados por este problema. Además, hay evidencia de que la prevalencia de la enfermedad aumenta con la edad. El análisis de tejidos en autopsias sugiere una prevalencia de alrededor de un 10% en hombres de 30 años, del 20% en los hombres de 40 años, entre un 50% a 60% en los de 60 años y del 80% al 90% en los de 70 y 80 años.
Hay varios factores que parecen incidir en este problema. Es posible que el estrés oxidativo, la inflamación, las hormonas sexuales y factores de crecimiento estén involucrados. Hay autores que han propuesto que los hombres con altos niveles de insulina y síntomas diabéticos también manifiestan hipertrofia benigna de próstata.
Por otro lado, la hormona masculina testosterona puede ser convertida por una enzima llamada 5–alfa reductasa en dihidrotestosterona o DHT, ésta última se asocia precisamente con el crecimiento de la próstata. Cabe mencionar que esta DHT también se asocia con la calvicie masculina. De hecho hay un medicamento llamado finasterida cuya función es inhibir la enzima que transforma la testosterona en DHT y potencialmente es útil para ambos temas.
Más allá de un tema de medicamentos, dado que el estrés oxidativo, la inflamación y posiblemente el tema de la diabetes son factores involucrados en este tema. Es razonable pensar que pudiera haber intervenciones basadas en ejercicio y dieta que puedan tener un efecto positivo y medible en la prevención de este problema.
Empecemos por la actividad física
En este estudio se siguió por más de 7 años en promedio a más de 28 mil hombres no vegetarianos, no diabéticos y no fumadores.
Se identificó que aquellos que corrían más kilómetros a la semana tenían significativamente un menor riesgo de sufrir inflamación de la próstata.
Además se identificó que aquellos que podían correr 10 kilómetros a mayor velocidad, tenían también un menor riesgo de sufrir inflamación de próstata.
Cabe mencionar que el peso de los participantes o su índice de masa corporal no parece correlacionar fuertemente con el riesgo de sufrir inflamación de próstata.
En el extremo opuesto, otros estudios como éste sugieren que el principal factor a abatir es el tiempo sedentario, ya que al analizar distintas actividades realizadas en el día, incluyendo el tiempo de ejercicio, el tiempo para relajarse siendo activo y el tiempo sedentario… más de 7 horas sedentarias al día fue el factor que más se identificó asociado con la presencia de inflamación prostática.
Hemos platicado en otras ocasiones sobre la importancia de una vida activa y específicamente del efecto del ejercicio a lo largo de la vida para reducir los problemas que surgen con el paso de la edad, este parece ser un tema más en la lista de razones para romper nuestra rutina de estar sentados todo el día trabajando.
¿Y qué hay con la dieta?
En este estudio, aunque ya es un poco viejito, se analizó en total, datos de casi 5 mil personas a quienes se hizo seguimiento por 7 años. Se identificó que una dieta baja en grasas y carnes rojas, pero rica en proteínas y verduras podía reducir el riesgo de inflamación prostática.
De hecho de manera muy concreta el estudio muestra datos de que la ingesta diaria de carne roja, comparado con la ingesta de este alimento menos de una vez a la semana, aumenta más de un 30% el riesgo de sufrir de este problema.
Otros artículos más viejitos, como éste, sugieren que el consumo de frutas disminuye el riesgo de esta afección mientras que la mantequilla y margarina lo aumentan.
Hay un par de estudios nada recientes tampoco, que sugieren que el consumo de cebolla y ajo reduce el riesgo de esta afección.
En este otro artículo que tampoco es reciente y de hecho es un estudio piloto nada más, se trabajó con dos grupos de personas por 6 meses. A algunos se les dio un placebo y a los otros se les dio 15 miligramos diarios de licopeno.
Resulta que al grupo control se le asoció con una inflamación prostática en volumen y tamaño de 24 a 27 % mientras que el grupo de quienes recibió licopeno casi detuvo la progresión del problema.
Hay estudios que dicen haber medido unos 4 miligramos del licopeno por cada 100 gramos de tomate… 100 gramos de tomate es más o menos un tomate mediano. Así que estaríamos hablando aquí de unos 3 o 4 tomates diarios…
Como hemos comentado en otros videos, nuestra nutrición no radica únicamente en lo que comemos directamente sino también en cómo mantenemos la relación de bacterias benéficas en nuestro intestino y aquí también aparecen estudios que analizan si ciertos probióticos pueden ser útiles.
En este estudio se analiza cómo las modificaciones de la microbiota intestinal pueden influir indirectamente en la salud de la próstata mediante la activación del sistema inmunitario y la producción de citocinas proinflamatorias.
En este otro estudio, se sugiere que una abundancia alterada de Lactobacillus y Acetatifactor se asocia con la promoción o inhibición de la muerte celular prostática, respectivamente. Esto se espera que pueda tener una incidencia en la inflamación.
Finalmente, hay revisiones de la literatura como ésta que concluyen que a pesar de que no hay tantos estudios grandes y de calidad, sí hay un patrón claro: las dietas basadas en plantas muestran ventajas frente a la prevención de cáncer de próstata, inflamación y hasta disfunción eréctil.
Este otra revisión de literatura concluye que una adhesión a la dieta mediterránea de la que hemos platicado en videos como éste, con énfasis en verduras, frutas, frutos secos, legumbres y pescado, y al mismo tiempo una reducción en de la ingesta de carne roja, puede tener un papel beneficioso sobre el crecimiento prostático.
Mientras que en el extremo opuesto, revisiones como ésta sugieren que las dietas ricas en grasas aumentan el estrés oxidativo en la próstata.
Así que en resumen, lo que la evidencia que te presento sugiere es:
- Mantén una vida activa, evita en lo posible estar sentado todos los días por más de 7 horas.
- Haz ejercicio de manera regular.
- Reduce tu ingesta de carne roja.
- Considera la ingesta de alimentos ricos en fibra y probióticos.
- Acerca tu dieta en lo general a la dieta mediterránea o basada en plantas.
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