¿La soya causa cáncer de mama? Mito o verdad.

¿Consumir soya está asociado con cáncer de mama?

En este video continuamos revisando algunos de los elementos de la lista del New York Times de mitos que algunos expertos consideran que deberían desaparecer.

Hola, soy Cinthia Reyes y en este canal exploramos evidencia científica que nos permita responder preguntas cotidianas relacionadas con nuestra salud y bienestar. ¡Suscríbete!

Mito 4: Alergia a los cacahuates

La recomendación tradicional era nunca dar cacahuates a los niños pequeños, pero un estudio experimental publicado en 2015 modificó este paradigma.

Este ensayo se basó en una observación previa: que la incidencia a esta alergia era 10 veces mayor entre niños judíos en Reino Unido que entre niños israelíes con ascendencia similar. Al buscar qué podría provocar esta diferencia se identificó que en Israel, los alimentos que contienen cacahuete se introducen normalmente en la dieta cuando los bebés tienen aproximadamente 7 meses de edad y se consumen en cantidades sustanciales, mientras que en el Reino Unido los niños no suelen consumir alimentos que contengan cacahuete durante su primer año de vida. 

¿Sería posible que la ingesta temprana de cacahuates sea útil? El ensayo experimental incluyó a un grupo de  niños de 4 a 11 meses de edad con eccema grave, alergia al huevo o ambas cosas. 

Antes de someter a los niños al experimento se verificó el nivel de sensibilización que tenían a los cacahuates a partir de pruebas cutáneas. Aquí se identificó que había niños que podrían considerarse ya alérgicos y ellos fueron segregados del ensayo. Este estudio también permitió identificar a los niños que no presentaban ninguna respuesta alérgica y los que formaban una roncha de hasta 4 mm de diámetro.

Los niños que no mostraron respuesta alérgica o ésta era moderada, se dividieron de manera aleatoria en dos grupos: uno que consumiría cacahuates de manera temprana y otro que evitarían alimentos con cacahuates hasta los 60 meses de edad.

Al llegar a los 60 meses todos los niños realizaron una prueba para determinar la prevalencia de esta alergia. 

Entre los 530 participantes en la prueba cutánea no reaccionaron de ninguna forma, algunos fueron expuestos a los cacahuates de manera temprana y algunos no, entre los que sí fueron expuestos de manera temprana, a los 60 meses de edad, desarrollaron alergia el 13,7 % de los que evitaron en su dieta el cacahuate y sólo el 1,9 % de los que sí lo consumían.

Entre los 98 participantes que tuvieron una respuesta moderada en la prueba cutànea, también algunos fueron expuestos al cacahuate de manera temprana y otros no. A los 60 meses de edad, el 35,3 % de los que evitaba el cacahuete desarrolló alergia mientras sólo el 10,6 % en el grupo que lo consumía la desarrolló. 

Debido a la magnitud del efecto observado y al gran número de participantes en el estudio, estos resultados recibieron una amplia publicidad y posteriormente se desarrollaron recomendaciones clínicas centradas en la prevención de la alergia al cacahuete.

Estos lineamientos además tomaron en cuenta otro estudio en el que se evaluò la introducciòn de alimentos alergénicos en bebès lactantes alimentados con leche materna. Aquì se identificó que entre aquellos que sì fueron expuestos al cacahuate de manera temprana hubo una incidencia de desarrollo de alergia en 1,2% de los casos mientras que la incidencia en quienes fueron expuestos hasta los 6 meses desarrollaron la alergia en 2,5% de los casos. 

Entonces, bàsicamente resulta que exponer de manera temprana al cacahuate puede ser ùtil. Esto, sin embargo, no significa que todo el mundo debe darle cacahuates a cualquier bebè en cualquier dosificación o presentación. Hay protocolos… y habràn notado que mencionè que en los estudios, antes de exponer a los menores, se evaluaban reacciones alèrgicas de manera cutànea. Tu pediatra es la persona indicada para darte las recomendaciones y hacer seguimiento. Discute este tema con el médico.

Mito 5: la proteína de origen vegetal es incompleta.

Para construir músculos necesitamos proteínas, para construir proteínas necesitamos distintos aminoácidos, algunos los producimos nosotros mismos y otros sí o sí se deben consumir en los alimentos, estos últimos se llaman aminoácidos “esenciales”. Por algún tiempo se pensó que para poder complementar la ingesta de aminoácidos esenciales con una dieta vegetariana se debía combinar cuidadosamente los alimentos… pero esta idea ha ido cambiando.

Análisis como éste, han identificado que de hecho todos los alimentos contienen los aminoácidos esenciales que nosotros no podemos producir para poder “ensamblar las proteínas”, la diferencia radica en las proporciones. 

Esto significa que el enfoque actual enfatiza la importancia de una dieta balanceada y el problema principal lo encontraríamos en el caso hipotético de que un alto porcentaje de tus calorías vengan por ejemplo de harina pero si tu dieta es suficientemente diversa, sí tienes la posibilidad de obtener las proporciones básicas de proteínas que requieres.

De hecho análisis como este otro, donde se analizó la ingesta de más de 70 mil personas en Canadá y Estados Unidos  en un periodo entre 2002 y 2007, identificó que la ingesta total de proteínas no es tan distinta entre diferentes regímenes alimenticios.

Lo importante, insisto, es tener una dieta variada y balanceada. 

De hecho hay estudios como este en que se han realizado para analizar si la función y estructura vascular y esquelética difiere entre omnívoros y vegetarianos sin encontrar diferencias.

En este otro estudio se evaluó durante 12 semanas la adaptación del cuerpo sometido a entrenamiento de fuerza con una ingesta proteica ajustada tanto para ovolacto vegetarianos como para no vegetarianos u omnívoros.

El estudio se centró en medir la evolución del grosor del músculo cuadríceps femoral, la extensión de la rodilla y el par isométrico máximo, junto con su composición corporal antes y después de la intervención. 

Se encontraron resultados equiparables, tanto en el crecimiento de musculatura como la disminución de grasa, a pesar de que en sus mediciones, el grupo vegetariano logró una ingesta menor de proteína que el grupo omnívoro.

Revisiones de literatura como esta, identifican tanto posibles ventajas como desventajas de una dieta vegetariana.

Aquì también se recaba información de estudios donde se ha evaluado el tiempo de recuperación después del ejercicio, el desempeño en la realización de ejercicios que requieren “arranques” de fuerza sin identificar que la dieta vegetariana tenga un impacto en la persona y por el contrario, encontrando ventajas en esta dieta por la presencia de mayor fibra y antioxidantes.

Es importante destacar que los propios autores del artículo destacan la importancia del seguimiento por parte de un profesional nutricionista, especialmente en el contexto de un deportista. 

Mito 6: La soya y el cáncer de mama

El origen de esta idea es que la soya contiene fitoestrógenos, específicamente algunas moléculas como la genisteína y la daidzeína. Estas son moléculas con cierta semejanza al estradiol humano que es una forma de estrógeno.

Por su similitud, se considera que estas moléculas podrían unirse a los receptores de estrógeno en el cuerpo y afectar de alguna manera las vías relacionadas con estas hormonas que influyen en la aparición de algunas afecciones como el cáncer de mama. 

Sin embargo, una cosa es lo que se identifica en un modelo conceptual o incluso en modelos animales, y otra, lo que sucede tal cual en humanos. 

En revisiones de literatura como esta se reconoce que los posibles efectos a los fitoestrógenos alimenticios podrían depender del tipo de fitoestrógeno, concentración y què tanto absorbe el cuerpo del nutriente ingerido, por un lado, pero también del origen étnico de la persona, sus niveles hormonales que dependen de su edad, sexo y estado de salud en general.

Por ejemplo, aunque los fitoestrógenos se transfieren de la sangre materna al feto, no se han observado efectos en las primeras etapas de la vida. Tampoco se han encontrado cambios endocrinos en los lactantes alimentados con fórmula de soja, excepto en un estudio en el que se analizaron lactantes con hipotiroidismo congénito aunque aún en ese caso, no se identificó de manera concluyente si había afectación en la función tiroidea. 

Sí es posible que el consumo de fitoestrógenos en condiciones de insuficiencia de yodo e hipotiroidismo puedan afectar a la función tiroidea y favorecer el desequilibrio endocrino. 

Pero específicamente en cuanto al cáncer de mama, meta análisis como este en que se trabajó con la información de 19 estudios independientes enfocados en poblaciones asiáticas, sugieren que el consumo de soya podría de hecho reducir el riesgo de este cáncer.

En otros análisis se concluye que en realidad es difícil identificar una relación clara y que para complicar más el panorama parece que hay un aumento de riesgo de este cáncer en mujeres postmenopáusicas con el consumo de azúcar… 

Finalmente, análisis como este donde se incluyeron datos de 49 estudios independientes, se identifica que el consumo de frutas y verduras se asociaba con un riesgo un 29 % menor de cáncer de mama

La ingesta de proteína de soja e isoflavonas de soya podrían estar asociadas a una disminución del riesgo de cáncer de mama en un 35 % y un 32 %, respectivamente.

Así que, al menos no parece haber razones concluyentes por las cuales pensar que consumir soya favorezca en lo general la incidencia de este tipo de cáncer, pero en cambio como hemos discutido en videos como este, sí tenemos más claros otros factores significativos que es conveniente evitar para reducir nuestro riesgo.

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Referencias:

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