“La ciencia no es perfecta, con frecuencia se utiliza mal, no es más que una herramienta, pero es la mejor herramienta que tenemos: se corrige a sí misma, está siempre evolucionando y se puede aplicar a todo. Con esta herramienta conquistamos lo imposible.”
Carl Sagan
El 28 de septiembre se eligió para festejar el Día Internacional de la Cultura Científica por ser el aniversario del inicio de las transmisiones de la serie ‘Cosmos’, de Carl Sagan, uno de los programas de divulgación más influyentes de la historia.
¿Quién fue Carl Sagan?
Un destacado astrónomo planetario, pionero en la búsqueda de la biología extraterrestre, profesor fascinante y un gran defensor público de los valores de la ciencia.
A cientos de millones de personas, Sagan les comunicó su pasión por el universo de la ciencia.
«Cuando estás enamorado», «quieres contarlo al mundo».
Carl Sagan
Carl Sagan obtiene su grado de doctor en 1960. Como parte de su amplia tesis doctoral, Sagan resuelve un destacado enigma: ¿Por qué Venus es una fuente tan fuerte de radiación de microondas? En esa época, se consideraba que Venus tenía un clima cálido y húmedo, siendo quizás un entorno plausible para la vida.
Sagan calculó que la densa atmósfera de dióxido de carbono de Venus mantiene un efecto invernadero extremo, que conserva la superficie lo suficientemente caliente como para fundir el plomo y emitir las consecuentes microondas. Muchos años después, la nave espacial Pioneer Venus verificó esta explicación. Con esa temperatura… nada, podría vivir cerca de la superficie de Venus.
Mientras Sagan trabajaba en la facultad de astronomía de la Universidad de Harvard, dio una serie de conferencias llamadas «Los planetas como lugares». Se trataba de una idea radical. Pocos científicos habían pensado seriamente en la geología y el clima de otros mundos. No se había reconocido que el estudio de otros planetas podía proporcionar pistas vitales para entender la Tierra. En 1963, Sagan ya estaba preocupado por la posibilidad de que el aumento del dióxido de carbono en la atmósfera terrestre provocara un calentamiento global.
En esos años la exploración del sistema solar con naves espaciales apenas comenzaba. Sagan se convirtió en una figura conocida en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de NASA, donde fue uno de los principales investigadores de las misiones de naves espaciales a los planetas, incluyendo los sobrevuelos de Venus y Marte por el Mariner, los orbitadores y aterrizadores Viking enviados a Marte, y las misiones Pioneer y Voyager para explorar el sistema solar exterior.
“Dentro de un milenio nuestra época se recordará como el tiempo en que nos alejamos pro primera vez de la Tierra y la contemplamos desde más allá del último de los planetas, como un punto azul pálido casi perdido en un inmenso mar de estrellas.”
Carl Sagan
En 1968, Sagan crea y dirige un laboratorio en el departamento de astronomía de la Universidad de Cornell. Impartió cursos de divulgación y sobre «Pensamiento crítico», editó Icarus (que convirtió en la principal revista científica de estudios del sistema solar), supervisó a estudiantes de posgrado y mantuvo una prodigiosa producción de publicaciones. Autor o coautor de dos docenas de libros y de más de cien artículos científicos, incluidos cuarenta sobre atmósferas planetarias, cincuenta sobre otros temas del sistema solar, treinta y tres sobre síntesis astrofísica y de laboratorio de moléculas orgánicas, treinta sobre biología extraterrestre y SETI (la búsqueda de inteligencia extraterrestre), así como algunos sobre política científica.
Sagan dirigió una amplia serie de experimentos de laboratorio para simular la química atmosférica y superficial de planetas, lunas y cometas. Los resultados mostraron que, en una amplia gama de condiciones observadas en el sistema solar, las fuentes de energía predominantes (como la luz ultravioleta y las descargas eléctricas) estimulan la producción de moléculas orgánicas complejas, incluidos los componentes químicos de la vida, en altos rendimientos. Hoy sabemos que esas sustancias existen en las nubes interestelares gigantes y en la superficie de muchos mundos del sistema solar exterior. El material de la vida parece ser común en el universo.
“A veces creo que hay vida en otros planetas, ya veces creo que no. Pero todas las veces, la conclusión es asombrosa.»
Carl Sagan
¿Y la vida inteligente? ¿Y las civilizaciones avanzadas?
En igualdad de condiciones, deberíamos esperar que el número de civilizaciones avanzadas en el universo sea proporcional a su vida media. Si la civilización promedio no dura más que unos pocos siglos, entonces en un momento cualquiera no habrá muchas de ellas. Pero si algunas sobreviven durante muchos millones de años, serán más comunes. De ser ese el caso, las civilizaciones más cercanas podrían estar lo suficientemente cerca como para que las detectemos con radiotelescopios. La única forma de averiguarlo sería realizar las observaciones necesarias. Con esta idea en mente, Sagan participó y trabajó para conseguir el apoyo público e institucional de varios proyectos SETI, de búsqueda de vida extraterrestre incluyendo el diseño del famoso mensaje Arecibo, un mensaje de 1679 bits, enviado en 1974 en la dirección del cúmulo de estrellas llamado M13. Este mensaje era una especie de tarjeta de presentación de la humanidad. Si una civilización inteligente le comprendía quizás podría respondernos.
Cuando la carrera armamentística nuclear comenzó a intensificarse, Sagan se preocupó por la sobrevivencia de nuestra propia civilización. En marzo de 1983, Sagan tuvo una cirugía de emergencia y mientras estaba en cuidados intensivos, se enteró del llamamiento del presidente Reagan para construir un «escudo» antimisiles en el espacio. Sagan pensó que ese plan era inoperante y sólo empeoraría el clima político. Desde su cama de hospital, Sagan redactó rápidamente una petición al Congreso para oponerse al proyecto. Muchos científicos estadounidenses firmaron la petición.
Ese mismo año, Sagan participa en un amplio estudio científico sobre las consecuencias atmosféricas de una guerra nuclear. Él y sus colegas calcularon que el humo de las tormentas de fuego en las ciudades podría llegar a la estratosfera y bloquear la luz solar lo suficiente como para enfriar la Tierra, provocando un catastrófico «invierno nuclear». Estudios más detallados posteriores sugirieron que las consecuencias climáticas de un evento de este tipo no serían tan graves pero sí suficientes como para paralizar la agricultura en el hemisferio norte.
La visión de Sagan en este tema se considera una gran influencia en la guerra fría, pues expuso el tema también en la Unión Soviética en 1988. Gorbachov dijo personalmente a Sagan que había estudiado la investigación sobre el invierno nuclear y que ésta reforzaba los argumentos a favor de una profunda reducción de los arsenales nucleares. Algunos científicos rusos atribuyen a Sagan una gran influencia en el fin de la guerra fría.
Sagan consideraba que la prevalencia de la ignorancia científica en una sociedad tecnológica era una receta para el desastre.
“Crecemos en una sociedad basada en la ciencia y la tecnolgoía… en la que nadie sabe nada de estos temas. Esta mezcla combustible de ignorancia y poder… tarde o temprano, va a terminar explotando en nuestras caras.”
Carl Sagan
Para promover la comprensión y el apoyo del público a la ciencia, creó la popular serie de televisión Cosmos, cofundó la Sociedad Planetaria (un grupo de interés público sin ánimo de lucro) y utilizó innumerables artículos y entrevistas para popularizar los valores de la razón, la curiosidad, el pensamiento crítico y la búsqueda imparcial de la verdad. Criticó duramente la pseudociencia, el nacionalismo, el chovinismo, el fundamentalismo. Defendió sistemáticamente la más amplia libertad de pensamiento y expresión. Sagan nunca tuvo miedo de considerar ideas extraordinarias,
«Las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias».
Carl Sagan
Enseñó que el éxito de la ciencia se debe a su combinación de apertura a nuevas ideas con la obligación de someter esas ideas al escrutinio más crítico. Creía que la ciencia y la democracia comparten valores esenciales: el libre intercambio de ideas e información, la responsabilidad y el cuestionamiento de la autoridad. Sagan aceptó los veredictos de la ciencia aún cuando éstos contradecían sus propias expectativas.
“En la ciencia, la única verdad sagrada es que no existen verdades sagradas»
Carl Sagan
A través de su vida y su obra, enseñó que siempre debemos seguir las pruebas en lugar de aceptar acríticamente lo que simplemente deseamos creer. Sostenía que este principio es tan válido en el mundo social y político como en el científico.
“En Venus, en la Tierra y en otros lugares del sistema solar, hay pruebas de una destrucción catastrófica, atemperada o abrumada por procesos más lentos y uniformes: en la Tierra, por ejemplo, las precipitaciones, que se convierten en riachuelos, arroyos y ríos de agua corriente, creando enormes cuencas aluviales; en Marte, los restos de antiguos ríos, que tal vez surjan del subsuelo; en Io, una luna de Júpiter, lo que parecen ser amplios canales hechos por el flujo de azufre líquido.”
“Hay un factor adicional que puede alterar el paisaje y el clima de la Tierra: la vida inteligente, capaz de realizar grandes cambios ambientales. Al igual que Venus, la Tierra también tiene un efecto invernadero debido a su dióxido de carbono y vapor de agua. La temperatura global de la Tierra estaría por debajo del punto de congelación del agua si no fuera por el efecto invernadero. Mantiene los océanos líquidos y la vida posible. Un poco de efecto invernadero es algo bueno. Al igual que Venus, la Tierra también tiene unas 90 atmósferas de dióxido de carbono; pero éste reside en la corteza como piedra caliza y otros carbonatos, no en la atmósfera. Si la Tierra se acercara sólo un poco al Sol, la temperatura aumentaría ligeramente. Esto expulsaría parte del CO2 de las rocas de la superficie, generando un mayor efecto invernadero, que a su vez calentaría aún más la superficie. Una superficie más caliente vaporizaría aún más carbonatos en CO2, y existiría la posibilidad de un efecto invernadero desbocado a temperaturas muy altas. Esto es justo lo que creemos que ocurrió en la historia temprana de Venus, debido a la proximidad de Venus al Sol. El entorno de la superficie de Venus es una advertencia: algo desastroso puede ocurrirle a un planeta bastante parecido al nuestro.”
“Nuestro encantador planeta azul, la Tierra, es el único hogar que conocemos. Venus es demasiado caliente. Marte es demasiado frío. Pero la Tierra es perfecta, un paraíso para los humanos. Después de todo, evolucionamos aquí. Pero nuestro agradable clima puede ser inestable. Estamos perturbando nuestro pobre planeta de forma grave y contradictoria. ¿Existe el peligro de conducir el medio ambiente de la Tierra hacia el infierno planetario de Venus o la edad de hielo global de Marte? La respuesta sencilla es que nadie lo sabe. El estudio del clima global, la comparación de la Tierra con otros mundos, son temas en sus primeras etapas de desarrollo. Son campos que cuentan con una financiación escasa y a regañadientes. En nuestra ignorancia, seguimos empujando y tirando, contaminando la atmósfera y abrillantando la tierra, ajenos al hecho de que las consecuencias a largo plazo son en gran medida desconocidas. Hace unos pocos millones de años, cuando los seres humanos evolucionaron por primera vez en la Tierra, ésta era ya un mundo de mediana edad, con 4.600 millones de años de antigüedad desde las catástrofes e impetuosidades de su juventud. Pero los seres humanos representamos ahora un factor nuevo y quizá decisivo. Nuestra inteligencia y nuestra tecnología nos han dado el poder de afectar al clima. ¿Cómo vamos a utilizar este poder? ¿Estamos dispuestos a tolerar la ignorancia y la complacencia en asuntos que afectan a toda la familia humana? ¿Valoramos las ventajas a corto plazo por encima del bienestar de la Tierra? ¿O pensaremos en escalas de tiempo más largas, preocupados por nuestros hijos y nuestros nietos, para comprender y proteger los complejos sistemas de soporte vital de nuestro planeta? La Tierra es un mundo diminuto y frágil. Hay que cuidarlo.”
Esta narración podría pensarse reciente… pero originalmente Carl Sagan la publicó en 1980 en su libro Cosmos.
Referencias
Carl Sagan and the Quest for Life in the Universe: AMNH. (n.d.). Retrieved from https://www.amnh.org/learn-teach/curriculum-collections/cosmic-horizons-book/carl-sagan-quest-for-life
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Projects, C. T. (2021, July 23). Carl Sagan. Retrieved from https://en.wikiquote.org/wiki/Carl_Sagan
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