Todos somos individuos únicos y también tenemos distintos gustos en música, comida, películas… Esto hace muy atractiva la idea de que haya personas que prefieran aprender visual, auditiva o kinestésicamente y que inclusive deberíamos apoyar el tener material específico para cada «estilo de aprendizaje». ¿Acaso esto es un problema? ¿Qué no deberíamos todos apoyar los estilos de aprendizaje distintos? Pues… sí es un problema y no, no deberíamos apoyar este neuromito…
Esto de los estilos de aprendizaje es un concepto que implica que los individuos difieren unos y otros con respecto a qué modo de instrucción o estudio es más efectivo para cada quien. Quienes proponen esta idea, implican que se requiere hacer un diagnóstico del estilo de aprendizaje de cada estudiante y hacer todo el diseño instruccional acorde.
Dicho diagnóstico típicamente consiste en pedirle a la gente que evalúe en qué modadlidad prefieren que se les presente la información, por ejemplo texto, imágenes o voz, y con qué tipo de actividad mental se sienten más atraídos, por ejemplo análisis o escucha, aunque los instrumentos de evaluación son diversos.
Sin embargo, hay diferencias entre la manera en que una persona prefiere aprender y lo que de hecho la evidencia empírica puede identificar como aprendizaje efectivo y eficiente.
Una preferencia en cualquier caso NO es un estilo de aprendizaje.
En general lo que se propone es personalizar la educación de acuerdo a los estilos particulares de los estudiantes (y a esto se le llama meshing hypothesis), para ello la manera práctica de proceder es clasificar gente en grupos basados en sus preferencias. pero estas agrupaciones o clasificaciones tienen poco soporte de estudios objetivos. No es como que la distinción entre la gente sea nominal “soy 100% auditivo y aprendo exclusivamente lo que escucho”, las evaluaciones que existen pueden darnos cierto grado de afinidad pero no una clasificación dura.
Instrumentos de evaluación
Barbara Prashnig, creadora de uno de los instrumentos más complejos para identificar estilos de aprendizaje dijo en el 2005 que hay al menos 49 elementos distintos con intrincadas combinaciones de estilos que se gradúan desde fuertes preferencias a preferencias flexibles o no preferentes. Dado esto, no es posible etiquetar a los aprendices seleccionando sólo un estilo como predominante.
Entre los propios instrumentos que evalúan estilos de aprendizaje se han reportado resultados inconsistentes y con baja confiabilidad. Mucho de lo que se hace en diversas evaluaciones del tipo depende de lo que el aprendiz dice que prefiere o hace, pero para empezar, a veces lo que los estudiantes hacen y es efectivo y lo que creen que hacen que resulta efectivo, no es lo mismo.
Experimentos diversos
Por ejemplo en un estudio se le dio a un grupo de estudiantes una pluma inteligente que registraba tiempos y actividad. Aunque sí hubo una correspondencia entre el tiempo que reportaron haber estado haciendo tarea los estudiante y lo que las plumas reportaron, en realidad el 88% de los estudiantes reportaron más tiempo dedicado que el que la pluma midió. Además, no hubo correlación significativa entre el tiempo dedicado a escribir y las calificaciones obtenidas.
En otros experimentos, se encontró que estudiantes que reportaban preferencia por información verbal en lugar de visual, no tenían una correspondencia en la medición de sus habilidades.
Un meta análisis publicado en 1982 concluía que la preferencia elegida por distintos aprendices tenía poca correlación o inclusive correlación negativa con la medición de aprendizaje realizada utilizando dicha modalidad. Para poner esto en una analogía simple, imagina que alguien dice que disfruta de escuchar que le cuenten historias, pero en realidad resulta que aprende menos que cuando le piden que haga resúmenes.
Imagina que tu comida favorita es la dulce y por ello sólo quieres comer todo el tiempo comida dulce… puedes darte gusto si quieres, pero probablemente un nutriólogo te diría que eso no es bueno para tu salud y un médico te diría que eventualmente notarás los estragos de basar tus decisiones alimenticias en tus gustos personales.
La gran mayoría de estudios que reportan evidencia a favor de los estilos de aprendizaje, no logran satisfacer los criterios clave de validez científica.
Para que esto se cumpla se deben cubrir ciertas características experimentales:
Los estudiantes deben dividirse en grupos acorde a sus estilos de aprendizaje y posteriormente a cada estudiante de cada tipo se le debe asignar de manera aleatoria algún método instruccional. Todos deben evaluarse con el mismo instrumento objetivo y finalmente, para que se demuestre que el aprendizaje óptimo requiere recibir instrucciones acorde a su estilo, el experimento debe revelar que existe una interacción entre estas variables: estilo de aprendizaje y método instruccional.
El método instruccional que demuestre ser más efectivo para estudiantes con un estilo de aprendizaje específico NO DEBE SER el método más efectivo para estudiantes con OTRO estilo de aprendizaje.
Y también en interacción cruzada, esto es que un estudiante al que le va bien con un estilo de aprendizaje que coincida con su preferencia, le tendría que ir mal al estudiar con un estilo distinto al de su preferencia.
En una revisión de literatura del 2009, concluyeron que no había evidencia de interacción estadística basada en el planteamiento que te acabo de explicar. Aunque hay BASTANTE literatura sobre el tema, hay muy pocos estudios que hayan usado una metodología experimental que realmente pruebe la validez de los estilos de aprendizaje aplicados en la educación. Y la mayoría de los que la evaluaron, obtuvieron resultados que contradijeron lo esperado.
Conclusiones
- La premisa de que hay estudiantes con distintos estilos de aprendizaje y que deberían recibir instrucción distinta acorde a sus estilos distintos NO es un hecho probado científicamente. Es una creencia. Un mito.
- Hay muchos problemas fundamentales para medir estilos de aprendizaje.
- El fundamento teórico para asumir interacciones entre estilos de aprendizaje y métodos instruccionales es pobre.
- La evidencia empírica sólida que apoye esta idea es casi inexistente.
Finalmente, aún si existiese evidencia que soporte la personalización de la educación basada en estilos de aprendizaje, para obtener apoyo en su implementación, los beneficios que demuestren deberían superar los altos costos que implican la evaluación e instrucción individualizada.
A pesar de todo lo anterior, un estudio realizado en 2012 encontró que el 95% de los profesores en Países Bajos, Gran Bretaña, Turquía, Grecia y China, estaban convencidos de la idea de los estilos de aprendizaje y la necesidad de adecuar su práctica docente a ello. Los docentes en todo el mundo hacemos esfuerzos en esta labor y la situación ideal es que nuestros limitados recursos fueran usados de la mejor manera. Por eso es TAN importante que la evidencia científica se llegue a conocer tanto o más que los mitos. ¿Conoces algún docente? Tú puedes ayudar a contrarrestar este mito en particular. Compártele este video.
¿Qué sabemos que funciona?
Antes de concluir quiero que sepas algo que sí sabemos que funciona: Los estudiantes se benefician de que la información sea multisensorial.
Por ejemplo, se hizo un pequeño estudio comparando dos programas que combinan las matemáticas con las fracciones para el aprendizaje de niños de 3er y 4o grado. Uno se llama Academic Music y los niños practican aplaudiendo, con tambores o cantando. El otro se llama MusiMath y los niños aprenden fracciones enfocándose en el ritmo de la música.
De hecho te puedo compartir el resumen de este estudio.
Y sobre el hecho de usar más de un sentido a la vez para explicar un tema, hay estudios… En este otro video te explico los principios de diseño multimedia que se basan en estudios científicos e incluyen esta misma recomendación:
Referencias
Pashler, H., McDaniel, M., Rohrer, D., & Bjork, R. (2008). Learning Styles: Concepts and Evidence. Psychological Science in the Public Interest, 9(3), 105–119. https://doi.org/10.1111/j.1539-6053.2009.01038.x
Kirschner, P. A. (2017). Stop propagating the learning styles myth. Computers & Education, 106, 166–171.
ReferencesAzaryahu, L., Courey, S. J., Elkoshi, R., & Adi?Japha, E. (2019). ‘MusiMath’ and ‘Academic Music’ – Two music?based intervention programs for fractions learning in fourth grade students. Developmental Science,23(4). doi:10.1111/desc.12882
Hay muchos problemas fundamentales para
medir estilos de aprendizaje.yo me quedo con esta duda. Cómo se podría medir el aprendizaje
Sí, los estilos de aprendizaje hoy se interpretan como un neuromito. Por otro lado, medir el aprendizaje es ciertamente difícil, en investigación una práctica común es hacer pre-test y post-test después de una intervención (con preguntas previamente validadas) para ver el cambio en las respuestas de los estudiantes… el problema fundamental sigue siendo hacer preguntas adecuadas y su validación.
Dependiendo del área puede ser útil ver la aplicación del supuesto aprendizaje en tangibles y evidencias.