PROTÉGETE de un DERRAME cerebral con este NUTRIENTE

¿Es posible protegerse de un derrame cerebral con un nutriente?

A nivel mundial, entre los padecimientos no contagiosos, el accidente cerebrovascular o derrame se considera la segunda causa principal de muerte y la tercera causa principal de muerte y discapacidad combinadas.

En 2021, de acuerdo a datos en los Estados Unidos, los derrames o accidentes cerebrovasculares representaron una de cada seis muertes por enfermedades cardiovasculares. Ocurrió una muerte relacionada con estos eventos cada 3 minutos y 14 segundos.

Cada año, más de 795 mil estadounidenses sufren un accidente cerebrovascular… y dentro de este tipo de afectaciones, los isquémicos, que bloquean el flujo sanguíneo al cerebro, representan aproximadamente el 87 %.

Es posible que al menos en parte, la incidencia de estos eventos pudiera reducirse atendiendo una deficiencia nutricional.

Hola, soy Cinthia Reyes y en este canal exploramos evidencia científica que nos permita responder preguntas cotidianas relacionadas con nuestra salud y bienestar. ¡Suscríbete!

Comencemos por entender de qué es un derrame

Los derrames o accidentes cerebrovasculares son de dos tipos: Isquémicos y hemorrágicos.

Los isquémicos, que son los más frecuentes, suceden cuando hay un bloqueo del flujo sanguíneo en el cerebro. Este bloqueo típicamente sucede como consecuencia de aterosclerosis, que es una afección en la que se acumula placa en las arterias conformada por grasas, colesterol, calcio… 

Cuando se desprende un fragmento de esta placa o se forma un coágulo de sangre donde hubo ruptura de la placa, puede llegar a bloquear el flujo sanguíneo en alguna parte del cerebro.

Por cierto que en este video revisamos 5 alimentos que pueden ayudar a limpiar tus arterias.

El segundo tipo de derrame es el hemorrágico. Estos ocurren cuando un vaso sanguíneo

en el cerebro se rompe, esto se llama aneurisma. Esto literalmente provoca que haya sangre derramada, inflamación de los tejidos cerebrales, lo que aumenta la presión dentro del cráneo provocando daño.

Aunque los derrames isquémicos son más frecuentes, los hemorrágicos han mostrado históricamente ser más letales.

Para ambos tipos de derrames, la alta presión arterial es un factor de riesgo importante. Quizás has escuchado que hay dos números que se miden cuando se registra tu presión arterial, el primero, el más grande, se puede interpretar como la fuerza que se ejerce en tus arterias cada que late tu corazón. 

Una presión arterial alta somete a las arterias a un estrés constante. Al igual que ocurre con un neumático inflado en exceso, el exceso de fuerza dentro de los vasos sanguíneos daña las paredes arteriales y las debilita.

Decía antes que el derrame de tipo isquémico sucede cuando hay un bloqueo provocado por la aterosclerosis. La hipertensión acelera la aterosclerosis, y también aumenta la probabilidad de sufrir fibrilación auricular, que es una anomalía en el ritmo de tu corazón que provoca que la sangre se estanque en una zona del propio corazón, favoreciendo la generación de coágulos.

El segundo tipo de derrame decíamos que es el hemorrágico que sucede cuando hay ruptura de un vaso sanguíneo… sufrir presión arterial alta podría acelerar el proceso en que esto sucede.

La relación entre la hipertensión y diversos problemas cardiovasculares de hecho se conoce desde los 70s, cuando el ahora clásico, estudio del corazón de Framingham identificó una fuerte relación entre la hipertensión y el riesgo de accidente cerebrovascular, con índices de riesgo entre 5 y 30 veces más altos para las personas hipertensas.

Esa noción ha vuelto a ser verificada en varias ocasiones. Por ejemplo en este análisis de 61 estudios independientes que incluyeron a más de 1 millón de personas, se identificó que un aumento de 20 puntos en la presión arterial sistólica, el número grande, duplicaba el riesgo de morir en un derrame.

De modo que controlar la presión arterial se considera una pieza clave aquí. Por cierto que tenemos un  video en el que analizamos el efecto del ejercicio físico en la reducción de la hipertensión.

Pero este video está enfocado específicamente en un nutriente: El potasio.

¿De dónde viene la idea de que el potasio es útil para mejorar la presión arterial?

Resulta que en este estudio, también del siglo pasado, se analizó qué sucedía con una dieta baja en potasio.

Participaron hombres que se consideraban en rangos ordinarios de presión arterial y se les dividió en dos grupos. El primero recibió una dieta reducida en potasio y el segundo recibió una dieta con un consumo de potasio considerado dentro de lo esperado.

Resulta que al pasar sólo 9 días de estudio, el grupo con baja ingesta de potasio mostraba un aumento de presión arterial significativo.

Muchos años después, por ejemplo este análisis de 22 ensayos clínicos aleatorizados identificó que un aumento de ingesta de potasio en la dieta, tenía el efecto de reducir la presión arterial alta en personas con hipertensión sin derivar en problemas renales o de otro tipo.

Se habla de que una ingesta de entre 90 y 120 milimoles al día de potasio se reflejó en un descenso de hasta 7 mmHg en presión sistólica. Los autores incluso afirman que esto podría representar un descenso de hasta 24 % de riesgo de derrames.

Este otro análisis de diversos estudios concluye algo semejante: una ingesta de 90 milimoles al día de potasio, que es algo así como 3.5 gramos al día, es donde se identifica el menor riesgo de derrames.

Y por fin llegamos a un estudio reciente. Este además, fue un estudio masivo realizado en China con más de 15 mil participantes. El objetivo era analizar el impacto en personas que ya hubieran sufrido un derrame, de sustituir la sal común de su dieta por una fórmula alternativa.

La sal común está compuesta de cloruro de sodio, mientras que el sustituto estaba compuesto por 75 % cloruro de sodio y 25 % cloruro de potasio.

El resultado del estudio fue una reducción del 14 % de riesgo de derrame en el grupo que consumió potasio y un 12 % de reducción en mortalidad. Con un efecto aún más pronunciado en los derrames de tipo hemorrágico que como dijimos hace rato, son los más letales, donde la reducción de derrames fue de un 30 %.

Cabe señalar que esta sustitución tiene dos ventajas, la primera es el obvio aumento de ingesta de potasio, del que estoy hablando en este video, y la segunda es una reducción en ingesta de sodio, cuya importancia y relación con la hipertensión hablamos en este otro video.

¿Qué estrategias podemos seguir para mejorar nuestra ingesta de potasio?

La situación ideal es que de manera regular nuestra dieta incluya este nutriente. ¿Qué alimentos son ricos en potasio?

Quizás lo primero que en general nos viene a la mente al hablar de potasio es el plátano pero hay varios alimentos que contienen más potasio, por ejemplo:

El aguacate, la sandía, la calabacita mascabada, los albaricoques secos, la granada, los tomates, el camote, la espinaca, las papas, la acelga suiza y la acelga, los nabos, el agua de coco, los frijoles, las leguminosas en general y pescados como el salmón.

Por otro lado hay un régimen alimenticio que se diseñó con la idea de bajar la hipertensión llamado la dieta DASH que incluye alimentos que facilitan la ingesta de potasio. Hablo más extensamente de esa dieta en este otro video.

Pero te puedo compartir por ejemplo que este análisis de 12 diferentes estudios que incluyó a más de medio millón de participantes, identificó que las personas que mejor siguieron este patrón alimenticio, mostraron un 12 % menor riesgo de derrame comparado con aquellos que no lo hicieron, durante un periodo de seguimiento de entre 5 y 24 años.

Por otro lado, es importante destacar que los límites considerados aceptables respecto a la presión arterial han cambiado recientemente.

Por mucho tiempo se pensó que una presión sistólica de hasta 140 era adecuada, pero llegó este estudio llamado Sprint (systolic blood pressure intervention trial) que involucró a más de 9 mil participantes con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, pero que no padecieran diabetes ni hubieran sufrido de un accidente cerebrovascular o derrame. 

Los participantes se dividieron de manera aleatoria en dos grupos: algunos recibirían un tratamiento intensivo para reducir su presión arterial sistólica por debajo de 120 mientras los demás recibían el tratamiento ordinario con el objetivo de mantener su presión sistólica por debajo de los 140.

Después de un seguimiento promedio de 3.33 años, se encontró que el grupo cuyo objetivo de presión estaba por debajo de los 120 mmHg, tuvo menores tasas de eventos cardiovasculares adversos graves y menor mortalidad por todas las causas. De hecho el estudio tuvo que ser detenido de manera prematura porque esta diferencia entre los eventos graves entre uno y otro grupo ya era marcada.

Hay un estudio más reciente realizado en China que incluyó a más de 11 mil personas, que sí incluyó pacientes con diabetes y con historial de derrames. De igual manera que en el estudio previo, de manera aleatoria se separò en dos grupos a los participantes, una mitad se enfocarìa en mantener su presiòn sistòlica por debajo de 140 mientras la otra mitad se enfocarìa en una presiòn sistòlica debajo de 120.

El seguimiento se realizó por 3.4 años y se encontró que el grupo que mantuvo su presión sistòlica por debajo de 120 disminuyó riesgo de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y muerte por causas cardiovasculares en un 12 %. Además, redujo el riesgo general de muerte por cualquier causa en un 21 %

Otros análisis de diversos estudios como éste, donde se incluyeron 5 estudios diferentes y casi 40 mil personas, coinciden con los hallazgos.

Es importante mencionar que en estos estudios donde hay un tratamiento màs agresivo para mantener la presiòn sistòlica a niveles más bajos, sí hay mayor incidencia de eventos adversos por el tratamiento entre quienes tienen un objetivo de presión menor. Es decir, sí nos permiten identificar que es mejor tener una presión sistólica por debajo de 120 mmHg, pero el tratamiento intensivo usado en esos estudios claramente debe llevar seguimiento médico.

Ahora, recuerda que estos estudios se han llevado a cabo con personas claramente identificadas en grupos de riesgo asociados a problemas cardiovasculares, para la población en general eso significa que aunque el objetivo de presión sistólica SÍ es 120 mmHg, quizás no “necesitamos” tratamientos intensos… y podríamos comenzar con mejorar nuestra ingesta de potasio en nuestra dieta.

¿Cuál es el objetivo de ingesta de potasio actualmente reconocido?

Para adultos, 3400 miligramos para hombres y 2600 miligramos para mujeres, de acuerdo a la Oficina de Suplementos del Instituto de Salud de los Estados Unidos.

Es importante también mencionar que las personas con problemas renales específicamente tienen recomendaciones diferentes de ingesta de potasio, por lo que si es tu caso, esto debes analizarlo directamente con tu médico especialista, aunque es muy probablemente que sí puedas hacer es el ejercicio físico que explico en este otro video que tiene un efecto también en bajar la presión arterial.

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