ESTRÉS CRÓNICO en tu CEREBRO ? y SISTEMA INMUNE – ¿CÁNCER?

¿Alguna vez has sentido que estás en medio de un torbellino interminable de tareas y pendientes? Parece que no importa cuánto tiempo dediques a avanzar, la lista de pendientes no disminuye. Cada vez que marcas una tarea como completada, tres más aparecen en su lugar. Es como la hidra de los pendientes.

Aunque el día, la semana o el mes lleguen a su fin, la sensación de tener un mar interminable de tareas por delante no desaparece. 

Este tipo de experiencia puede derivar en lo que se llama estrés crónico, no es lo mismo que el burnout… sobre el burnout hablaremos en un video futuro.

Es evidente que sentirnos así es desagradable, pero ¿qué efectos tiene sobre tu cerebro y tu salud de acuerdo a la evidencia científica?

Los psicólogos llaman ESTRESOR a cualquier acontecimiento o situación que ejerza presión sobre ti o amenace tu bienestar. Mientras que el estrés es TU reacción física y psicológica.

Un evento estresante que ocurre una sola vez, como cuando te equivocaste de piso del estacionamiento y temías que te hubieran robado el vehículo… o la vez que tampoco lo encontrabas porque lo estacionaste en el muro rosa y tú lo estabas buscando en el muro rojo porque con la luz del estacionamiento se ven iguales…o la vez que no encontrabas la entrada al callejón del hostal donde estaban tus cosas a pesar de estar usando un GPS…  estos eventos… significan que Cinthia debería dejar de ser tan distraída… pero también, se llaman eventos de estrés agudo. Suceden, los resuelves… te tranquilizas, sigues con tu vida.

En cambio hay situaciones que generan estrés que vives día tras día a lo largo del tiempo, esto puede derivar en estrés crónico… y no sólo puede hacerte sentir emocionalmente mal, puede causarte daños físicos.

Situaciones como relaciones emocionales abusivas, vivir en pobreza, ser discriminado, tener un trabajo con condiciones laborales inadecuadas y otras formas de angustia psicológica prolongada, pueden provocar estrés crónico.

Pero vamos por partes. Cuando se experimenta estrés agudo, el cuerpo activa un sistema llamado el eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal, también conocido como eje HHS… porque no a toda la gente le encantan decir palabrotas que pueden sonar a insulto:

¡¡¡Hijo de tu hipotálamo-hipofisario-suprarrenal!!

El proceso comienza en lo profundo de tu cerebro, en el sistema límbico – que es responsable de muchas de tus reacciones emocionales y de comportamientos relacionados con la supervivencia.

Allí, el hipotálamo libera hormonas que como cascada provocan la reacción primero en la glándula pituitaria y luego en las glándulas suprarrenales, donde se responde liberando adrenalina y cortisol en el torrente sanguíneo.

Esas dos hormonas desencadenan la respuesta de «lucha o huida» facilitando un aumento rápido del azúcar en sangre y un mayor flujo sanguíneo a los músculos, además de acelerar tu metabolismo.

El objetivo de este mecanismo es darte un impulso físico que te ayude a luchar contra el factor estresante o a huir. Desde un punto de vista evolutivo, esto suena increíblemente útil… si hay una amenaza a tu vida, este mecanismo puede ser la diferencia entre contar la experiencia a tu descendencia o no…

Hay contextos actuales en los que este mecanismo es particularmente útil, por ejemplo al practicar un deporte o en algunas actividades que requieren que estés super enfocado, concentrado. Te platiqué un poco, tangencialmente de esto, en el video sobre el TDAH.

Este mismo mecanismo se activa con el estrés crónico, pero el hecho de que el proceso sea crónico, complica las cosas. Las personas que lo sufren corren un mayor riesgo de padecer todo tipo de dolencias: cardiopatías, enfermedades autoinmunes y mentales como la ansiedad o la depresión.

Esto se debe a que los recursos que se usan para la respuesta de lucha o huida tienen que salir de algún lado, uno de esos lados es el sistema inmunológico. A nivel molecular, el cortisol que ayuda a llevar glucosa extra a los músculos impide que tu cuerpo produzca el nivel de glóbulos blancos para combatir las infecciones que produciría normalmente.

El cambio de prioridades tiene sentido… si tienes una ligera infección pero un cocodrilo te está viendo cara de comida, la prioridad es que salgas de ahí lo más rápido posible para que preserves tu vida y ya después… que tu sistema inmunitario te siga defendiendo de la infección… mientras que si la prioridad fuera solo ocuparte de la infección, quizás el único beneficiado sería el cocodrilo, que con suerte no recibiría un alimento que lo indigeste.

El problema con el estrés crónico, es que como no estás huyendo “solo momentáneamente” de un riesgo… resulta difícil llegar al punto de tranquilizarte al sentirte a salvo… 

Si percibes una “amenaza sostenida” en el tiempo… tu cuerpo no tiene oportunidad de recuperarse.

Esto que te acabo de decir tiene evidencia física de respaldo. Hay un experimento en el tema que se volvió famoso, publicado en 1998: participaron 11 estudiantes de odontología como voluntarios.

Se les hicieron dos biopsias bucales en dos momentos distintos del año y se registró el tiempo que les tomó curarse. Los momentos elegidos para las biopsias fueron: durante sus vacaciones de verano y 3 días antes del primer examen importante del periodo. El resultado encontrado fue que en promedio, los estudiantes tardaban 3 días más en sanar la herida de 3.5 mm si se encontraban en periodo de exámenes.

Y solo para el registro… el periodo de exámenes y fin de periodo es complicado para todos, también para los docentes…

Este efecto, que se percibe en un mayor tiempo para recuperarnos de una herida… ha sido medido una y otra vez en distintos estudios en los que se ha verificado una mayor lentitud de curación a cirugías u otro tipo de heridas si se está viviendo una situación estresante…

El estrés también afecta a tu cerebro. El hipocampo es una región fundamental para el aprendizaje y la memoria. Resulta que en personas con niveles elevados y prolongados de cortisol, por estrés crónico, se ha identificado un encogimiento de esta región. 

Paralelamente, también se ha encontrado este encogimiento del hipocampo en pacientes con depresión, por lo que es posible que haya una relación entre estrés crónico y la depresión… 

Es posible que la razón sea que el estrés crónico perturba el equilibrio de neurotransmisores, incluyendo sustancias como la serotonina que modulan la cognición y el estado de ánimo. También se ha identificado que las personas que han sufrido episodios de depresión pueden recaer en ella, particularmente si se les somete a situaciones estresantes 

Además del efecto en el hipocampo, aparentemente hay un crecimiento de la amígdala esta parte del cerebro también se ubica como el centro del miedo. Es posible que los elevados niveles de cortisol por tiempo prolongado desregulen el eje HHS, haciéndonos más sensibles al estrés, en una especie de círculo vicioso. 

Pero ahí no terminan las complicaciones… la corteza prefrontal del cerebro es muy sensible a la exposición del estrés. Aún la presencia de estrés agudo, temporal, puede derivar en una pérdida dramática de habilidades cognitivas. Esta región del cerebro regula habilidades cognitivas, nos permite tomar decisiones racionales y regula nuestras respuestas en interacción social. La exposición prolongada al estrés parece provocar cambios en la estructura dendrítica de esta región.

En este otro video, platicamos sobre la alteración del sueño y del ritmo circadiano, estos problemas son comunes en diversos trastornos psiquiátricos, como la depresión y la ansiedad. Las hormonas del estrés, como el cortisol, desempeñan un papel modulador clave en el sueño. De manera que niveles elevados de cortisol también pueden interferir con nuestro sueño.

El estrés también parece adelantar el proceso del envejecimiento.

Cuando nuestras células se replican van desgastando poco a poco las partes protectoras de cada extremo de la cadena de ADN, estos extremos de los cromosomas, llamados telómeros se van acortando con cada replicación.

Hay evidencia que sugiere que tener más cortisol en la sangre también interrumpe el proceso de la reparación de los telómeros.  Cuando los telómeros son más cortos, es más probable que se produzcan errores en la copia de los genes. Como los que platicamos que facilitan los procesos de aparición del cáncer en este otro video.

Además, hay investigadores que han sugerido que las hormonas del estrés también tienen un efecto en el gen TP53 que como te platicamos en ese mismo video, es una pieza clave para reducir la probabilidad de contraer cáncer… hay estudios recientes muy interesantes en los que se está analizando la posibilidad de que el estrés crónico básicamente acelere o promueva el crecimiento tumoral, y también hay algunos estudios que sugieren que la terapia para ayudar a manejar el estrés ayuda a pacientes que ya sufren de cáncer.

Después de todo esto, uno pensaría que es sensato deshacerse del estrés crónico. Lo cual, por supuesto es más fácil de decir que de hacer. Puedes comenzar por hacer ejercicio, como platicamos en este video como una estrategia para revertir algunos de los efectos del estrés… El ejercicio provoca respuestas antiinflamatorias en nuestro cuerpo y aumenta la producción de células cerebrales precisamente en zonas como el hipocampo. 

En videos futuros tendremos que hablar también sobre los efectos medibles de la meditación y el famoso mindfulness. Por lo pronto, si consideras que sufres de estrés crónico, vale la pena que consideres buscar apoyo. El médico general o internista podría derivarte con un especialista adecuado o un terapeuta…  ¿y sabes quiénes tienen la capacidad de identificar si estamos estresados? ¡Nuestros perritos! De eso te conté en este otro video. También te invito a que aprendas más sobre el cáncer, por qué todavía no hay una cura universal y por qué en tantos videos yo te hablo antioxidantes en la comida.

Referencias

Arnsten, A. F. (2009). Stress signalling pathways that impair prefrontal cortex structure and function. Nature Reviews Neuroscience, 10(6), 410-422. https://doi.org/10.1038/nrn2648

Blackburn, E. H., & Epel, E. S. (2012). Too toxic to ignore. Nature, 490(7419), 169-171. https://doi.org/10.1038/490169a

Calado, R. T., & Young, N. S. (2009). Telomere Diseases. The New England Journal of Medicine, 361(24), 2353-2365. https://doi.org/10.1056/nejmra0903373

Cano, M. Á., Schwartz, S. J., Castillo, L. G., Romero, A. I., Huang, S., Lorenzo-Blanco, E. I., Unger, J. B., Zamboanga, B. L., Rosiers, S. E. D., Baezconde-Garbanati, L., Lizzi, K. M., Soto, D. W., Oshri, A., Villamar, J. A., Pattarroyo, M., & Szapocznik, J. (2015). Depressive symptoms and externalizing behaviors among Hispanic immigrant adolescents: Examining longitudinal effects of cultural stress. Journal of Adolescence, 42(1), 31-39. https://doi.org/10.1016/j.adolescence.2015.03.017

Colaboradores de Wikipedia. (2023, 16 abril). Eje hipotalámico-hipofisario-adrenal. Wikipedia, la enciclopedia libre. Recuperado 27 de mayo de 2023, de https://es.wikipedia.org/wiki/Eje_hipotal%C3%A1mico-hipofisario-adrenal

Dai, S., Mo, Y., Wang, Y., Xiang, B., Liao, Q., Zhou, M., Li, X., Li, Y., Xiong, W., Li, G., Guo, C., & Xiong, W. (2020). Chronic Stress Promotes Cancer Development. Frontiers in Oncology, 10. https://doi.org/10.3389/fonc.2020.01492

Epel, E. S., Blackburn, E. H., Lin, J., Dhabhar, F. S., Adler, N. E., Morrow, J. D., & Cawthon, R. M. (2004). Accelerated telomere shortening in response to life stress. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 101(49), 17312-17315. https://doi.org/10.1073/pnas.0407162101

Harvey, A., Nathens, A. B., Bandiera, G., & LeBlanc, V. R. (2010). Threat and challenge: cognitive appraisal and stress responses in simulated trauma resuscitations. Medical Education, 44(6), 587-594. https://doi.org/10.1111/j.1365-2923.2010.03634.x

Jackson, J. S., Knight, K. L., & Rafferty, J. (2010). Race and Unhealthy Behaviors: Chronic Stress, the HPA Axis, and Physical and Mental Health Disparities Over the Life Course. American Journal of Public Health, 100(5), 933-939. https://doi.org/10.2105/ajph.2008.143446

Keller, A. O., Litzelman, K., Wisk, L. E., Maddox, T., Cheng, E. R., Creswell, P. D., & Witt, W. P. (2012a). Does the perception that stress affects health matter? The association with health and mortality. Health Psychology, 31(5), 677-684. https://doi.org/10.1037/a0026743

Keller, A. O., Litzelman, K., Wisk, L. E., Maddox, T., Cheng, E. R., Creswell, P. D., & Witt, W. P. (2012b). Does the perception that stress affects health matter? The association with health and mortality. Health Psychology, 31(5), 677-684. https://doi.org/10.1037/a0026743

Lupien, S. J., Juster, R., Raymond, C., & Marin, M. (2018). The effects of chronic stress on the human brain: From neurotoxicity, to vulnerability, to opportunity. Frontiers in Neuroendocrinology, 49, 91-105. https://doi.org/10.1016/j.yfrne.2018.02.001

Lupien, S. J., Maheu, F., Tu, M., Fiocco, A. J., & Schramek, T. E. (2007). The effects of stress and stress hormones on human cognition: Implications for the field of brain and cognition. Brain and Cognition, 65(3), 209-237. https://doi.org/10.1016/j.bandc.2007.02.007

Marketon, J. I. W., & Glaser, R. (2008). Stress hormones and immune function. Cellular Immunology, 252(1-2), 16-26. https://doi.org/10.1016/j.cellimm.2007.09.006

Marmot, M., Stansfeld, S., Patel, C. K., North, F. M., Head, J. W., White, I. H., Brunner, E. J., Feeney, A., & Smith, G. (1991). Health inequalities among British civil servants: the Whitehall II study. The Lancet, 337(8754), 1387-1393. https://doi.org/10.1016/0140-6736(91)93068-k

Marucha, P. T., Kiecolt-Glaser, J. K., & Favagehi, M. (1998). Mucosal Wound Healing Is Impaired by Examination Stress. Psychosomatic Medicine, 60(3), 362-365. https://doi.org/10.1097/00006842-199805000-00025

Miller, G. E., Chen, E., & Zhou, E. S. (2007). If it goes up, must it come down? Chronic stress and the hypothalamic-pituitary-adrenocortical axis in humans. Psychological Bulletin, 133(1), 25-45. https://doi.org/10.1037/0033-2909.133.1.25

Pagliaccio, D., Luby, J. L., Bogdan, R., Agrawal, A., Gaffrey, M. S., Belden, A. C., Botteron, K. N., Harms, M. P., & Deanna, M. (2014). Stress-System Genes and Life Stress Predict Cortisol Levels and Amygdala and Hippocampal Volumes in Children. Neuropsychopharmacology, 39(5), 1245-1253. https://doi.org/10.1038/npp.2013.327

Poulin, M. J., Brown, S., Dillard, A. J., & Smith, D. M. (2013). Giving to Others and the Association Between Stress and Mortality. American Journal of Public Health, 103(9), 1649-1655. https://doi.org/10.2105/ajph.2012.300876

Stojanovich, L., & Marisavljevich, D. (2008). Stress as a trigger of autoimmune disease. Autoimmunity Reviews, 7(3), 209-213. https://doi.org/10.1016/j.autrev.2007.11.007

Stress won’t go away? Maybe you are suffering from chronic stress. (2022, 1 noviembre). https://www.apa.org. https://www.apa.org/topics/stress/chronic

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *