ESTRATEGIAS de NEUROCIENCIA para DISMINUIR el DOLOR

La vibración que produce este dispositivo junto con el hielo que coloca en el brazo, evita que los niños sufran dolor al recibir una inyección. ¿Cómo funciona esto? ¿Habrá alternativas de este tipo que puedan ayudar a evitar o al menos reducir el uso de medicamentos contra el dolor adictivos?

Quizás alguna vez te has golpeado el dedo chiquito del pie con un mueble o has pisado piezas de LEGO descalzo, o te has frotado los ojos después de tocar picante… después del episodio políglota… quizás te has preguntado, ¿por qué siento esto?

Hemos evolucionado para tener sensores diversos que a través de este tipo de sensaciones, nos ponen en alerta para cuidar la supervivencia de nuestro cuerpo… si no sintiéramos este tipo de cosas quizás mucha gente andaríamos por el mundo caminando más al estilo zombie por haber perdido ya algunas partes motrices sin darnos cuenta de que nos estábamos lastimando, quemando o exponiéndonos a agentes nocivos.

Cuando se lesiona una parte del cuerpo, los receptores del dolor de esa zona liberan unas sustancias químicas llamadas neurotransmisores, que envían mensajes al cerebro.

Los mensajes viajan por los nervios hasta llegar a la médula espinal y, finalmente, al cerebro, diciéndole: «¡Presta atención!».

El cerebro recibe y procesa estos mensajes, los evalúa, decide qué hacer y entonces envía mensajes al cuerpo para que reaccione.

Dependiendo de la situación, esto podría significar activar rápidamente los músculos del cuerpo para alejarte de lo que te está causando dolor. Esta reacción puede parecer instantánea pero no lo es, y además sabemos que es posible llegar a entorpecer este proceso.. 

El dolor tiene muchas caras, puede ser desde una sensación punzante de un corte con papel hasta la sensación sorda y persistente de un músculo dolorido. En algunos casos, es constante. En otros, aparece y desaparece.

El dolor agudo es intenso y severo, pero suele desaparecer cuando el cuerpo se recupera de lo que lo ha causado. Además, el dolor agudo recorre un camino en el cerebro que de hecho REDUCE la percepción del dolor: hay liberación endorfinas que son analgésicos naturales, hay inhibición del tálamo, reducción del impacto y del miedo por el córtex cingulado anterior. Es posible que también se indique al sistema inmunitario que empiece a curar la lesión.

El dolor crónico, en cambio, puede llegar a durar meses e inclusive años. En ocasiones, la causa es clara, una lesión, una larga enfermedad o daños y disfunciones en el sistema nervioso, pero a veces incluso se produce sin ninguna razón evidente.

El dolor crónico se procesa diferente: aquí no hay liberación de endorfinas, se intensifica en el tálamo y se dirige a las áreas del miedo como la amígdala, la memoria en el hipotálamo – ojo, hemos mencionado estas zonas en videos previos-… así como las áreas del cerebro de catastrofización que incluyen el córtex cingulado anterior, que nos hacen evaluar las situaciones con un peor resultado, alimentando la ansiedad y la depresión.

El dolor provoca una respuesta emocional en nosotros. Si tienes dolor, también puedes tener ansiedad, irritabilidad y agitación. Cuando tenemos dolor crónico, podemos sentirnos constantemente bajo estrés, que como hemos platicado en otros videos, puede dar lugar a diferentes problemas emocionales asociados a la depresión

Es posible que incluso depresión y dolor crónico compartan algunos de los mismos neurotransmisores, y algunas de las mismas vías nerviosas en el cerebro y la médula espinal.

Para hacer las cosas peor, el dolor puede dificultar el conciliar el sueño que también hemos platicado, se asocia con empeorar la depresión… 

La depresión, por su parte, también puede magnificar la sensación de dolor y disminuir el umbral de tolerancia.

Sin mencionar que algunas personas con dolor crónico pueden estar en mayor riesgo de perder relaciones, trabajo, ingresos…

Estos problemas pueden retroalimentarse mutuamente. 

Otro asunto con el dolor crónico es que ahora sabemos que hay patrones distintos de conexiones en el cerebro ante el dolor… dependiendo del patrón de tu cerebro (a estos les llama conectomas), es posible que sientas más dolor que otras personas con otro patrón… y lo que es más importante, el dolor constante… recurrente, puede fortalecer estas conexiones, de modo que incluso cuando tu cuerpo esté curado, sigues sintiendo más dolor y aumentar tu sensibilidad a éste. Esto significa que ciertos estímulos te hacen sentir dolor más rápidamente, y el dolor puede ser más intenso y durar más tiempo.

¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra relación con el dolor?

El aparato que te mostré al inicio del video fue diseñado por la Dra. Amy Baxter. Ella explica que podemos pensar en el dolor como un diagrama de Venn donde los tres círculos son fisiología, miedo y control. 

Cuando estamos abrumados o sentimos que no hay opciones, el dolor aumenta.

Cuando tememos sufrir daño, dejamos de movernos y empeoramos el dolor… pero hacer cambios en cualquiera de los tres círculos o combinar la intervención, puede ayudar a reducir la sensación o manejarla mejor.

Como te decía también antes, tenemos sensores en nuestro cuerpo que mandan señales a través de los nervios, señales como la presión, el toque ligero, el movimiento y el estiramiento viajan a la médula espinal y de ahí al cerebro.

En 1965 se describió por primera vez que podía conseguirse alivio al dolor si esta señal en la médula espinal se interrumpe. Dado que todas estas sensaciones pasan por la misma “compuerta”, si al mismo tiempo, intencionalmente, hacemos pasar una señal más fuerte, entonces la compuerta tendrá que decidir cuál de las dos señales pasan… tal cual, a esto le llaman la teoría de la compuerta.

En 1967 los científicos comenzaron a implantar quirúrgicamente dispositivos que emitían energía eléctrica que desencadenaba señales de movimiento mecánico para bloquear el dolor. Claro que eso suena muy invasivo.

Mucho más recientemente, en 2006 la doctora Amy Baxter, médico de urgencias, empezó a investigar precisamente el uso de la energía mecánica como solución al dolor, y demostró que una estimulación más profunda y rápida podía bloquear incluso el dolor de un aguja. Otros científicos han confirmado que la vibración en ciertas frecuencias puede bloquear hasta un 90 % la sensación del dolor

El aparato de la doctora Baxter además de emitir vibración permite colocar hielo que está abajo de las alitas de la abeja… el hielo puede tener varios usos pero en este caso es una distracción sensorial adicional. La señal de baja temperatura llega al cerebro donde se analiza que es una señal molesta pero no peligrosa y la respuesta es el análogo a bajar el volumen de la señal de entrada, de manera que todas las sensaciones, incluyendo las del dolor disminuyen.

No todo el dolor se puede manejar igual porque para empezar puede tener causas distintas.

Se le llama dolor nociceptivo, al que es causado por daño en tejidos, como cuando te cortas, te golpeas contra la mesa o te inyectan.  La mayoría de los dolores agudos son nociceptivos. 

El dolor neuropático está causado por una lesión o disfunción nerviosa. Aquí estamos hablando de lesiones o enfermedades que afectan a la médula espinal y el cerebro (por ejemplo, una hernia discal en la columna vertebral) o al sistema nervioso periférico (los nervios del resto del cuerpo). Este tipo de dolor suele ser similar a un ardor, un pinchazo o una punzada. 

El dolor inflamatorio se produce cuando el sistema inmunitario se activa en respuesta a una lesión o infección. Además de provocar enrojecimiento o hinchazón, también puede hacerte más sensible a la sensación de dolor. La esclerosis múltiple, la fibromialgia y ahora posiblemente el COVID prolongado, son el tipo de situaciones en las que el cuerpo se ataca a sí mismo lo suficiente como para causar dolor.

También hay dolores crónicos que aparecen y desaparecen, como las migrañas, la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. La mayoría de los dolores crónicos empezaron como un problema agudo.

Es importante que cuando te sientas mal, acudas a una revisión profesional. A veces ignoramos una señal del cuerpo que en realidad es algo serio y deberíamos atender. Dicho lo anterior y si ya te revisó un experto…

La Dra. Baxter recomienda algunas estrategias para reducir el dolor:

  1. Piensa en términos de objetivos. Esto es una adaptación la llamada Terapia de Aceptación y Compromiso. 

A veces la causa estructural del dolor no puede encontrarse o ya no está ahí, pero el cerebro sigue manteniendo las respuestas de dolor. 

En esos casos, puedes aceptar que hay dolor, decidir qué es lo que más valoras de la vida y comprometerte a hacerlo más, para que tu vida no se reduzca a esa penuria.

Por ejemplo, ¿te encanta nadar pero te duele el brazo? Después de haber hecho toda la fisioterapia que sea necesaria para fortalecer y reentrenar los músculos, comprométete a nadar… sí, te va a doler… pero seguirás fortaleciéndote, verás que logras tener avances poco a poco.

Sí hay estudios realizados tanto en adultos como en niños demuestran que éste es un método más eficaz para reducir el dolor que los fármacos, que son notoriamente malos para remodelar el cerebro.

  1. El movimiento reduce el dolor. El movimiento puede ser la mejor forma de tranquilizar a tu cerebro diciéndole que estás a salvo. Pequeños movimientos o ponerte de pie sobre una plancha vibratoria puede ayudar a superar pequeños dolores de rigidez y aumentar la fuerza.

Caminar y moverse liberan endorfinas que tienen una función analgésica e impiden que las señales de dolor se registren como preocupación. 

Además, lo que no queremos es que el dolor llegue a los centros del procesamiento donde nos preocupamos y afianzamos esto en la memoria… Al moverte deliberadamente con concentración -bailando, practicando un deporte-, evitas precisamente que las señales de dolor se procesen en esas regiones del cerebro. Estás ocupando tu cerebro en coordinar las señales musculares.

Recuerda que antes es importante que un experto te revise… yo corro regularmente y claro que me he lesionado de muchas maneras… y por supuesto que he sido en varias ocasiones muy necia y he seguido corriendo cuando la señal de dolor significaba que debía dejar de correr tan rápido o de abrir tanto la zancada o algo… y cuando insiste en moverse lo único que logra es lastimarse más… Si ya te revisaron, si ya tienes permiso de tu médico, entonces sí… muévete.

  1. El miedo es como un botón de volumen para el dolor: decide tomar el control en lugar de temerle. El dolor es como la opinión del cerebro sobre tu seguridad. El miedo empeora el dolor, te hace concentrarte en él y lo empeora. 

Además, a veces nosotros mismos, por miedo a lastimarnos de alguna manera tomamos por ejemplo posiciones inusuales al caminar y terminamos afectando otra área.

  1. Diseña un plan de reducción del dolor. Una de las áreas de procesamiento del dolor, el córtex cingulado anterior, dirige las sensaciones de dolor al centro del miedo, la amígdala, al centro de la memoria, el hipocampo, Esta ruta o “concetoma” de la percepción del dolor, es la razón por la que puede verse a algunas personas empezar a estremecerse antes de que le toquen con una aguja: su cerebro ha empezado a reaccionar a lo que espera, no a lo que siente. Su cerebro “ya está siendo torturado”.

Para tomar el control y trabajar con las expectativas, puedes elaborar un plan de bienestar… por ejemplo, si te vas a someter a una cirugía. Puedes anticiparte y tener a la mano magnesio para reducir la inflamación, tu aromaterapia favorita con la que te relajas, el té de tu predilección, ver una serie… preguntarle a tu médico si sería buena idea conseguirte un dispositivo vibratorio como los que ha patentado la Dra. Baxter, si puedes usar hielo… 

Es mejor que este plan lo hagamos nosotros mismos porque toma en cuenta nuestros gustos, nos pone en control de la situación y así es más probable que funcione. 

Además, tener opciones múltiples mantiene ocupado al córtex cingulado anterior… mientras lo tengas ocupado tomando decisiones, no tiene tanto tiempo para enfocarse en el dolor y seguir la ruta del miedo y la memoria.

  1. Dormir – Sentirse irritable aumenta la inflamación y la sensación de dolor. Todo lo que puedas hacer para dormir mejor, como reducir la ingesta de las sustancias que interrumpen el sueño reparador profundo, ayuda. Come al menos 3 horas antes de ir a dormir, evita irte a al cama con la vejiga llena, y si es necesario, pregunta a tu médico si puedes tomar melatonina.

Tengo una pequeña serie de videos relacionados con el sueño.

La Dra. Baxter también recomienda probar una combinación trucos fisiológicos y ocupar al cerebro:

Como ya decía antes, el hielo nos da una sensación de frío que el cerebro evalúa como molesta pero no peligrosa, por lo que baja “el volumen” a la percepción. Meter la mano en hielo puede hacer que sea más fácil tolerar el dolor en otra parte. 

Ahora sabemos que los nervios que perciben la posición en el espacio no se cansan y son eficaces para bloquear el dolor. Por eso, cuando nos golpeamos un pulgar y lo sacudimos, tenemos cierto alivio. 

Hay dispositivos como el patentado por ella misma, el VibraCool, que combina dos sensaciones, vibración y baja temperatura, para disminuir la percepción del dolor

También puede obtenerse alivio con distracciones visuales que activen el córtex cingulado anterior. Hay que darle un conflicto cognitivo. Ilusiones ópticas, contar cosas fuera de contexto o tareas de clasificación, funcionan. 

Por ejemplo, contar cuántos hoyos  hay en las letras de una frase que puedas ver como  «Todo va a estar bien» tiene 9, por ejemplo. Estas cosas juntas pueden reducir el dolor agudo, y si estás suficientemente ocupado no alcanzarás a tener miedo.

Referencias

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