Apofenia y pareidolia

Se le llama apofenia a la experiencia de ver patrones, conexiones o ambos, en sucesos aleatorios o que en general, en realidad no tienen correlación en un sentido causal.

Apofenia y pareidolia: No es tu imaginación?… pero no está ahí ?

¿Te acuerdas de esa famosa canción rockera? la de “hueeevos con aceiteeee”… supuestamente en realidad Twister Sisters canta “we’re not gonna make it” ¿O te pasó alguna vez que estabas trabajando en un proyecto en equipo y pensabas en marcarle a alguien y de repente sonaba tu celular y era esa persona? y hasta creías que era un ejemplo de tus grandes poderes psíquicos… bueno, esas cosas “ya no pasan” porque ya nadie usa el celular para llamar a la gente, nomás mandamos mensajes…. 

Término a término

Sentido causal o causalidad, significa que hay un evento A que provoca un evento B. Por ejemplo, voy caminando distraídamente por la calle, me caigo y me pego… como el chiste del resistol… como me lastimo en la caída, posteriormente camino con dolor.

Ocurrió un evento A, CAUSA, me caí.. y eso deriva en un evento B, EFECTO O CONSECUENCIA: camino con dolor. Eso es casualidad.

Correlación: En estadística hablamos de correlación cuando al ver un conjunto de datos, vemos cierto nivel de relación entre ellos… 

Si te pido que grafiques tu edad al paso de los años… entre más avanzan los años, más edad tienes… 

A veces tenemos conjuntos de datos que tienen un comportamiento análogo… como si una variable tuviera una relación directa con la otra… en este ejemplo de tu edad y distintos años del calendario, hay una relación evidente entre las dos variables… entre más años pasen en el calendario, más edad vas a tener porque así es como calculamos la edad, le restamos al año en el que vives, tu año de nacimiento.

Esta sería una correlación donde sí hay causa y efecto o causalidad…

Pero hay un montón de casos donde los datos parecen asociados pero en realidad no hay una relación de causa y efecto o causalidad… 

Te voy a mostrar algunos ejemplos que si ves sólo los números podrías pensar: “claro, hay relación”… pero ya cuando pensamos en las variables medidas, ves que en realidad no existe esa relación.

Como esta gráfica que compara el número de grados doctorales obtenidos por mujeres en ciencia e ingeniería y el dinero que se gastó en Estados Unidos en el ingreso de eventos deportivos, con una correlación del 99%

Gráficos de coincidencias espurias
http://www.tylervigen.com/spurious-correlations

Entonces, como te decía hace unos minutos. Se le llama apofenia a la experiencia de ver patrones, conexiones o ambos, en sucesos aleatorios o que en general, en realidad no tienen correlación en un sentido causal.

Origen posible de la apofenia

Evolutivamente, encontrar patrones pudo ayudar a sobrevivir a nuestros antepasados… escuchar ruidos en la maleza podía significar la presencia de una amenaza y alejarse del lugar era un mecanismo que ayudaba a salvar el pellejo. Si nuestros antepasados que veían patrones sobrevivían más, entonces sus hijos conservaron este rasgo evolutivo… y a la fecha a veces vemos datos que no tienen relación de causa y efecto, y nosotros los interpretamos como si existiera una conexión cuando bien pueden ser una CASUALIDAD sin causalidad…

Sólo para aclarar, a veces no encontramos la correlación pero esto puede significar que no estamos viendo suficientes variables o no estamos observando las variables correctas… por ejemplo, podríamos estar observando el nivel en que se presiona un pedal del acelerador de un coche y esperar ver que la velocidad del vehículo esté siempre directamente relacionada. Supón para este experimento mental que estamos en el rango de 60 – 90 km/h… y vamos a suponer que el coche va en cuarta velocidad -lo que intento que imagines es que la caja de cambios no se va a mover-… ahora, imagina que el vehículo se conduce no en una ciudad plana, sino que vas en una vía de alta velocidad sin semáforos pero que sí tiene pendientes pronunciadas, subidas y bajadas… si tú fueras observando estrictamente el nivel de presión del pedal y la velocidad del vehículo, ignorando la pendiente de la avenida… podrías terminar concluyendo que como no correlacionan, no hay causalidad… cuando en realidad el problema, es que no se están considerando todas las variables relacionadas, que en este caso se traduce en ignorar que la pendiente influye también en la velocidad del vehículo.

En el estudio de las ciencias es todo un tema identificar cuando hay correlaciones y causalidades. A veces es muy difícil dar respuestas concretas a preguntas como “comer esto se asocia con cáncer?” o “la exposición a ésta sustancia?”… porque hay un montón de variables involucradas que inclusive pueden interactuar como el pedal y la pendiente.

Pareidolia

Ahora, una forma específica de apofenia se llama pareidolia… La pareidolia es la tendencia que tenemos al percibir un estímulo visual e interpretarlo como un objeto, patrón o figura conocida, ejemplos de esto es ver caras en objetos inanimados, ver formas en las nubes o escuchar “mensajes ocultos” en la música. 

Como cuando jurabas que Queen decía “aguanta el refri” en lugar de “I want to break free” o Michael Jackson diciendo “tú quieres una manzana” en lugar de “but the kid is not my son”

En fin, enfocándome nada más al tema de que a veces percibimos rostros en las cosas… resulta que distintas investigaciones realizadas por décadas concluyen que los rostros son relevantes en nuestro desarrollo… detrás de un rostro puede haber una persona que te puede cuidar… y esto es muy útil para los bebés desde los primeros minutos de haber nacido. Se han hecho experimentos en los que a los 9 minutos del nacimiento se les muestra imágenes de rostros e imágenes de rostros con la posición revuelta, como rompecabezas… al mover las imágenes dentro del campo de visión de los bebés, en general, siguen por más tiempo las imágenes de los rostros íntegros.

A las pocas horas, el bebé reconoce y sigue con la mirada el rostro de su mamá mucho más que cualquier otro rostro. En cuestión de días pueden diferenciar gestos de variadas emociones. 

Desde los 4 meses, el análisis de imágenes en los bebés es similar al de los adultos aunque no sucede así con objetos inanimados. Esto se identificó mediante experimentos en los que se midió la actividad eléctrica en distintas regiones del cerebro… las respuestas de los bebés y los adultos son similares en las regiones asociadas con el procesamiento de imagen de alto nivel. Esto se puede deber a que los rostros pegados a humanos con los que interactúan los bebés, proveen atención, cuidados, etc.

A los 5 meses, los bebés ya pueden asociar audios que representan emociones como tristeza o felicidad con imágenes de rostros que también expresan dichas emociones.

Entre los 8 y 12 meses de edad, los infantes deciden tomar o no, riesgos como bajar por una resbaladilla de acuerdo a la emoción expresada en el rostro de su mamá… descienden si la expresión de su mamá es alentadora y lo evitan si no lo es. Lo mismo pasa con la aceptación a juguetes nuevos.

Sorprendentemente, al año de edad, los bebés muestran preferencia por interactuar con rostros que en su entorno se interpretan como atractivos… 

Desde el punto de vista de la psicología evolutiva la pareidolia podría haber tenido dos funciones útiles: los bebés que más rápidamente identificaban rostros y les sonreían podían ser más cuidados por sus padres y mejoraban sus probabilidades de supervivencia… al sobrevivir quienes eran más hábiles para reconocer rostros, a su vez, sus descendientes eran más sensibles a la pareidolia… y por el otro lado, identificar un potencial rostro de un depredador a la distancia también podría mejorar las probabilidades de sobrevivir… aunque en muchos casos estos “rostros”, no lo fueran realmente… 

Y por eso… es que vemos coincidencias donde a veces no las hay…

Referencias

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2 comentarios en “Apofenia y pareidolia

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