¿Sólo PERROS de APOYO EMOCIONAL notan ESTRÉS/CORTISOL?

¿Te ha pasado que mientras piensas en un asunto muy preocupante… se te acerca tu perrito con un juguete para invitarte a cambiar de actividad? o quizás… estando en medio de una crisis, ¿se te ha acercado tu perrito a darte besitos?

¿Son estos gestos de amabilidad canina… coincidencia? ¿Cómo saben que estamos estresados?

El cortisol es una hormona que liberamos los humanos como respuesta al estrés y su medición es utilizada en diversos estudios como los que te voy a contar.

Un estudio publicado en Nature, realizado con 58 perritos y sus correspondientes humanos, se enfocó a estudiar si el estrés sufrido POR LOS HUMANOS  tenía un efecto en sus perritos.

Para realizar este estudio, los investigadores midieron la concentración de cortisol en el cabello de 33 perros pastores de Shetland y 25 Border Collies así como el de sus correspondientes humanos para determinar sus niveles de estrés en dos estaciones distintas del año. Lo que se encontró fue que cuando los niveles de cortisol en humanos eran altos, estos niveles también se incrementaban en sus perritos, especialmente en el caso de las hembras.

Los participantes humanos, llenaron un cuestionario que permite clasificar la personalidad de sus perritos y otro para identificar sus propios rasgos de personalidad. Además, los perritos usaron por una semana un collar que registraba su nivel de actividad, esto para identificar si su propio estilo de vida perruno tenía algún efecto, es decir, para descartar que el hecho  de que fueran perritos atléticos o sedentarios afectara la medición de cortisol.

Los resultados del estudio sugieren que de entre los distintos factores, son los rasgos de personalidad del humano lo que más influye en el nivel de estrés medido en su perro. Los perros parecen reflejar en gran medida el nivel de estrés de su humano.

Sin embargo, cuando se hizo el estudio que te acabo de contar, no había claridad de cómo es que los perros sabían que estamos estresados… serán nuestros rasgos faciales, nuestra actitud, ¿nuestro olor?

Algunos estudios se han enfocado en medir si cabras o caballos pueden distinguir en fotos, rostros de humanos con emociones positivas o negativas, con éxito… gracias al estudio que te conté al inicio del video, sabemos que los perros también pueden reflejar nuestro estrés liberando igualmente cortisol… pero ¿será que pueden distinguir el olor? 

Hace unos cuantos meses, un grupo de investigadores desarrolló un experimento controlado en el que los perros tuvieran que elegir entre olores sin que sus humanos estuvieran en la habitación como para leer sus señales corporales.

Para poder realizar el estudio se requiere primero realizar cierto entrenamiento en los perros. Se les presentan distintos olores y se les da un incentivo positivo, un premio, cuando identifican el olor del rasgo que se espera que aprendan a distinguir.

El paradigma de la biodetección canina, así se llama lo que te estoy describiendo,  se basa en la premisa de que las células del cuerpo humano liberan compuestos orgánicos volátiles que se exhalan en el aliento, emanan de la piel, se encuentran en saliva, orina y heces. De manera que en el aliento y el sudor, se podría distinguir el estrés en humanos

Los perritos que participaron en el experimento fueron reclutados en Belfast a través de anuncios públicos… la gente anotaba a su perrito para participar en el experimento y finalmente se seleccionaron los perritos que se comportaban muy bien, toleraban quedarse solos en la habitación de prueba sin sus humanos y aprobaron la fase de entrenamiento

El entrenamiento fue el siguiente:

Fase 1: Aprender a identificar un olor objetivo

En la primera fase, se realizaron diez ensayos en los que se mostró al perro su muestra objetivo, que era una muestra de aliento y sudor, junto con dos muestras en blanco, que consistían en gasas sin usar. 

En cada ocasión, el participante que proporcionaba su muestra primero creaba las muestras en blanco insertando un trozo de gasa sin usar en un vial, esto lo hacía usando guantes. Luego proporcionaba su propia muestra de aliento o sudor. 

En esta fase, los perritos aprendían que el olor objetivo era una muestra humana. La ubicación del olor objetivo en el equipo fue aleatoria. Si el perro señalaba la muestra objetivo en 7 de los 10 ensayos pasaba a la fase dos.

Fase 2. Distinguir entre muestras de distintos humanos

Aquí se realizaron 20 ensayos en los que se mostraba al perro la muestra original por la que habían sido recompensados, una muestra igual pero de otra persona como distractor y una muestra en blanco. Ninguna de las personas involucradas aquí había sido sometida a estrés.

En estas fases de entrenamiento, si el perro señalaba la muestra objetivo, se activaba el clicker y el perro recibía una recompensa de comida. Si el perro se equivocaba de muestra, el adiestrador no respondía hasta que se realizaba la elección correcta. Se exigió a los perros que indicaran correctamente la muestra objetivo en 16 de 20 ensayos durante dos sesiones consecutivas, a fin de que pudieran pasar a la última fase de entrenamiento.

Fase 3: Distinguir entre muestras del mismo humano

Se presentaba a los perros el aliento de una persona tomado en dos momentos distintos del día, con diferencias en la toma, por ejemplo para una muestra, la persona había ingerido comida previamente y esto lo convertía en la muestra incorrecta. El perro debía aprender un rasgo específico de la muestra para ser recompensado, en este caso: una muestra sin distractores.

Los finalistas del entrenamiento que sí participaron en el experimento fueron Treo, Fingal, Soot y Winnie. El nombre de los perritos no tiene ningún efecto en el resultado del experimento pero después de tanto esfuerzo es justo darles su crédito.

Del lado de los humanos, los participantes en el experimento debían ser no fumadores y se les indicó que se abstuvieran de comer o beber bebidas aromatizadas durante una hora antes del estudio. 

Al iniciar el experimento, se obtuvieron muestras de sudor y saliva de humanos.

Lo siguiente no es broma… para estresar a los humanos a fin de obtener las necesarias muestras estresadas… se les pidió que contaran hacia atrás, empezando en el 9000 y restando 17 cada vez, sin ayuda de lápiz y papel, en voz alta.

Mientras cada participante contaba, había dos investigadores a su lado diciendo cosas como «es muy importante que realice la tarea lo más rápida y eficientemente posible», y «debe continuar hasta completar la tarea» en un tono de voz severo.

Si el participante daba una respuesta correcta, no se le daba ningún comentario y podía continuar pero si daba una respuesta incorrecta uno de los investigadores le interrumpía con un «no» y repetía la última respuesta correcta. Esta tarea continuaba durante tres minutos, independientemente del número de respuestas correctas que diera el participante. 

Quienes hemos sido docentes de matemáticas… ¿se imaginan la producción industrial de muestras estresadas que pudimos haber conseguido para la ciencia?

Después de realizar operaciones mentales aritméticas, los participantes volvían a dar muestras de sudor y saliva.

Las muestras sólo se utilizaron si los propios participantes calificaban su nivel de estrés al menos dos puntos más alto en una escala del 1 al 10 que cuando habían empezado la prueba. O sea que se descartó a los humanos que hacer aritmética no les causó suficiente problema.

Y llegó el momento de ver qué podían hacer los perros.

El experimento también constaba de dos fases… 

En la primera fase se le daba al perro 3 opciones para olfatear: «humano estresado» y dos muestras en blanco.

Después de 10 ensayos los perritos ya habían aprendido a distinguir que señalar la muestra de “humano estresado” les otorgaba premio. 

En la segunda fase las opciones de muestra eran: una en blanco, la muestra de la persona no estresada y la muestra de la persona estresada.

Y en el 94% de los casos, los perros acertaron. De 720 pruebas de olfateo de sudor y saliva, estos cuatro perros pudieron distinguir con fiabilidad entre el olor de una persona que estaba tranquila y el de una persona que acababa de hacer un montón de cuentas aritméticas mentales vigiladas por dos temibles investigadores.

El estudio se diseñó para evitar posibles confusiones. Por ejemplo, las personas a las que olfateaban los perros no estaban en la habitación como para que les pudieran dar señales visibles o audibles.

El experimento también fue doble ciego, lo que significa que el investigador que trabajaba con el perro… tampoco conocía la respuesta correcta, necesitaban el apoyo de otro investigador que se colocaba detrás de una cortina (para que no lo pudiera ver el perrito) cuya función era señalar cuándo había sido un acierto y había que recompensar al olfateador.

Este estudio no significa necesariamente que estos 4 perros supieran que lo que olían era estrés específicamente… pero sí indica que los perros pueden distinguir el cambio de olor de un humano estresado. Ahora sabemos que esto es algo que se puede enseñar a distinguir a los perros durante el entrenamiento para que se conviertan en perros de soporte emocional y puedan ayudar a personas con ansiedad o desorden de estrés postraumático.

En cuanto a nuestros perros… tanto el olor como nuestras claves corporales pueden permitirles identificar que algo nos pasa y reflejarlo. Así que “sé un buen chico” y no estreses a tu perrito.

Referencias

Sundman, AS., Van Poucke, E., Svensson Holm, AC. et al. Long-term stress levels are synchronized in dogs and their owners. Sci Rep 9, 7391 (2019). https://doi.org/10.1038/s41598-019-43851-x

Wilson C, Campbell K, Petzel Z, Reeve C (2022) Dogs can discriminate between human baseline and psychological stress condition odours. PLoS ONE 17(9): e0274143. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0274143

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